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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Donde barritan los elefantes

No me cabe en la cabeza la puesta en marcha de una expedición de senadores con pantalón corto, botas con suelas antiofídicas, sombreros 'salacoff' y medias altas buscando a Javier Hidalgo entre animales tan peligrosos

Suena a título de una novela de Wilbur Smith de la saga de los Courtney. 'Donde barritan los elefantes'. Ahí, nada menos que en el corazón de Botswana —lo escribo a la antigua usanza—, donde cada año son sacrificados medio millar de elefantes para que no se coman todos los bosques del pequeño país. Allí, en Botswana, donde un gran Rey de España por cazar en calidad de invitado un viejo ejemplar trompudo y sufrir un accidente doméstico, inició la senda de su injusto exilio. En Botswana está prohibida, en la actualidad, la caza deportiva del elefante, pero los guardas de sus reservas naturales, en detrimento de la economía de su país, se ven obligados a tumbar 500 ejemplares de 'loxodonta africana' para evitar su desertización. Botswana no tiene tratado de extradición con España y ahí se ha refugiado con la ayuda cómplice del Gobierno de Sánchez un individuo que, de irse de la lengua, puede llevar a la esposa del presidente del Gobierno, a su amigo Aldama, a un grupo de ministros complacientes y a los altos ejecutivos de una compañía aérea, a disfrutar durante un tiempo de los beneficios de la sombra. Allí vive, me figuro que en un lujoso lodge en plena sabana, uno de los hombres más buscados de España. Buscado y no hallado, reclamado por el Senado para formularle una serie de preguntitas, y no localizado por cuatro ministerios. Si en lugar de recibir del Gobierno de España una ayuda de 500 millones de euros para reflotar su empresa, gracias a las influencias de Begoña Gómez y Víctor Aldama, hubiera propinado una patada al coche en el que se fugó de Paiporta 'Yo, mi persona', ya estaría localizado y puesto a disposición judicial. Pero el Senado, la Cámara Alta del Poder Legislativo, a pesar de solicitar la ayuda del Ministerio del Interior, del Ministerio de Asuntos Exteriores, del Ministerio de Hacienda y del Ministerio de Industria, no ha logrado localizar al Javier Hidalgo, ex CEO de Air Europa, que así se llama el que habita en donde barritan los elefantes.

Es cierto que ya compareció, meses atrás, ante el Senado. Y es verdad que reconoció no recordar sus encuentros con la mujer de Sánchez y el comisionista Víctor Aldama, actualmente en prisión por un leve delito contra la Hacienda pública. Apenas 18 millones de euros, según tengo leído. Pero las cuestiones que le formularían los senadores en esta ocasión, después de toda la documentación gráfica publicada hasta ahora y que demuestra la frecuencia de sus encuentros con Aldama y Gómez coincidentes con la aprobación de la ayuda de 500 millones de euros ordenada por La Moncloa a la empresa de Hidalgo, serían quizá más molestas e incisivas que las pesquisas senatoriales anteriores. De tal modo, que los ministros del Interior, Asuntos Exteriores, Industria y Hacienda, le han recomendado que se camufle entre los baobads de Botswana, que hacen de vigilantes de los cerrados bosques donde barritan los elefantes. Y con cuatro ministros bien amaestrados en el camuflaje, el Senado no tiene nada que hacer. De tal manera que Javier Hidalgo no comparecerá ante los representantes de la ciudadanía porque se podrían torcer los planes de Sánchez, su responsabilidad directa, la de su esposa, la de su amigo y la del Gobierno de España.

En Botswana, según la magnífica 'Guía de la Caza en África' de Antonio Díaz de los Reyes —Editorial Nyala, Sevilla 1997—, además de numerosas especies de antílopes, abundan los hipopótamos, búfalos, leones, leopardos, guepardos, cocodrilos y hienas. No me cabe en la cabeza la puesta en marcha de una expedición de senadores con pantalón corto, botas con suelas antiofídicas, sombreros 'salacoff' y medias altas buscando a Javier Hidalgo entre animales tan peligrosos. De ahí que el Senado haya decidido no molestar en exceso a los ministros cómplices y confiar en la voluntaria presencia del empresario amigo de los Sánchez en el Senado. Organizar un safari de senadores en pos de Hidalgo, entre elefantes, hipopótamos, leones, leopardos, búfalos, cocodrilos y hienas, sinceramente, no lo veo. Pasará el tiempo, se irá de rositas, y de los 500 millones de euros, nunca más se supo.

Antes de que lo encuentren, morirán barritando los elefantes.