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Post-itJorge Sanz Casillas

Risto le paga la juerga a Irene Montero

¿Cuál es exactamente la autoridad moral o intelectual de la exministra? Si está condenada por el Supremo y mejoró la vida de cientos de violadores y pederastas

Hace tiempo que me preguntó quién reparte en España los carnés de ejemplaridad. Quién da y quita la autoridad, si es que alguien se encarga de ello. Hace ahora seis años, José Luis Ábalos puso letra y voz a una moción de censura en nombre de la honradez y la buena política. Luego se animó incluso a explicarnos el feminismo, a pesar de que se hacía acompañar en sus viajes, previo pago, de chicas de dudosa procedencia. Hace solo unos meses, Pedro Sánchez animaba a los españoles a pagar impuestos, mientras su hermano tributa fuera lo que le pagamos entre todos. Y estos días el PP ha criticado el reparto de sillones en Radio Televisión Española al mismo tiempo que su barón valenciano ofrecía (en medio de la mayor tormenta del siglo) la dirección À Punt a una periodista.

Existe cierto consenso en torno a que nos gobierna la peor política desde que tenemos recuerdo. Gente en su mayoría sin experiencia en la empresa privada y, a menudo, sin la humildad necesaria para dejarse asesorar y corregir así sus lagunas formativas. Un ejemplo paradigmático sería el de Irene Montero, eurodiputada y desde la próxima semana tertuliana del programa de Risto Mejide. «Le va a dar mucho nivel a esta mesa», aseguraba el presentador, sin especificar qué virtudes aportará la exministra.

Dicho esto, ¿cuál es exactamente la autoridad intelectual y moral de Irene Montero para comentar la actualidad en televisión? Va en la libertad del presentador poner de tertuliano a quien le dé la gana, pero es la misma libertad que me ampara a mí para decir que Irene Montero es un páramo intelectual que solo tiene ideología y antecedentes penales, pues fue condenada por el Supremo por llamar maltratador a un hombre que no lo era. Es a todos los efectos una delincuente. Rehabilitada, si quieres, pero una delincuente. A esos antecedentes habría que sumar un legado legislativo ruinoso, toda vez que mejoró la vida y la situación procesal de cientos de violadores y pederastas. No es mal momento, ahora que se habla tanto de negligencias, para ver si no hay alguna responsabilidad penal en aquella ley del ‘solo sí es sí’ que Sánchez definió «de vanguardia» y que luego hubo que corregir a toda prisa.

No hace falta entrar en que Montero se levanta 125.000 euros al año (más dietas) por trabajar levemente de lunes a jueves. Quién pudiera. Pero sí podemos señalar que la exministra pertenece a esa generación de políticos que, si les contradice un poder del Estado (ya sea el legislativo o el judicial), no se da por aludida. Les importa el Supremo lo que un policía local porque son como los hijos de aquellos padres a los que, si castigan al niño en clase, llaman al colegio diciendo que «quién es usted». Y esa es la generación que nos habla ahora por la tele.