El precio de la traición de Sánchez a los Reyes
Ahora que los Reyes han sido recibidos en Valencia en loor de multitud, yo me temo que ninguno de los medios internacionales que dieron aquella cobertura a su visita a Paiporta van a publicar hoy noticias de la visita a Chiva, Utiel o Letur
La tragedia de la DANA en nuestro Mediterráneo nos ha mostrado la verdadera cara de España. Y esa España sigue poniéndose de manifiesto cada día. Hemos visto una gran incompetencia por parte de autoridades de todos los signos políticos, pero también hemos visto la grandeza de una población, especialmente de unos jóvenes, que se han ido a ayudar en medio de la desgracia. A hacer un trabajo solo recompensado por el agradecimiento de las víctimas. Allí no había nada para celebrar.
También hemos visto al pueblo mostrando su indignación con las autoridades y esto ha servido para demostrar la grandeza de los Reyes, a los que se ha sometido a una prueba como hacía mucho tiempo, probablemente siglos, que no se sometía a ningún Monarca. El valor de plantar cara el 3 de noviembre en Paiporta mientras Sánchez huía como un conejo –y Mazón se quedaba tras los Reyes– ya sabemos que concluyó con la bronca de Sánchez al Rey en el centro de mando por no haber huido con él. Cree el ladrón que todos son de su condición. Ni con las tres páginas de reportaje que le dedicó ABC para justificar su huida puede Sánchez lavar su cara que ya se ocupó de que quedara impoluta de barro. Más le vale a Sánchez que no haya ninguna grabación de lo que allí ocurrió porque puede costarle muy caro.
La afrenta constante al Rey que representa la Presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez ha tenido su expresión máxima en Paiporta cuando intentó acudir escudado tras los Reyes a los que la población siempre aclama. Allí no fue posible. Pero para quienes pretenden creer que la furia iba dirigida por igual a los Reyes y a los presidentes del Gobierno y de la Generalidad, véase la diferencia con la visita de ayer: aclamaciones a los Reyes y algún grito o insulto al presidente Carlos Mazón que aguantó de frente, como hizo en su día en Paiporta. Nada que ver con el 3 de noviembre.
Hay un daño grave a la imagen de los Reyes que va a costar mucho borrar. Mientras que en España los incidentes de Paiporta se han convertido en positivos para la valoración de la Corona por la dignidad que demostraron los Reyes, los dos, en el resto del mundo sólo queda en el recuerdo el barro sobre los Reyes. El 3 de noviembre yo estaba en Nueva York y tuve ocasión de ver la cobertura de esa noticia en muchos medios de comunicación norteamericanos, además de otros europeos y asiáticos. Periodísticamente nadie puede discutir que el único titular posible de la noticia era que habían agredido a los Reyes de España con barro y piedras. Pero el sentido periodístico más elemental exigía mencionar en el primer párrafo, lo que llamamos la entradilla de la noticia, que el presidente del Gobierno, que actuaba como ministro de jornada, había salido corriendo. Prácticamente nadie en el mundo lo mencionó. Sólo vi hablar de ello en su columna de The Daily Telegraph a mi admirado Charles Moore, hoy lord Moore de Etchingham, que dedicó su artículo a contar lo que de verdad había pasado allí.
Ahora que los Reyes han sido recibidos en Valencia en loor de multitud, yo me temo que ninguno de los medios internacionales que dieron aquella cobertura a su visita a Paiporta van a publicar hoy noticias de la visita a Chiva, Utiel o Letur. Así se escribe la historia. Este es el precio de la traición que el cobarde Sánchez perpetró el 3 de noviembre: nuestra Monarquía desprestigiada ante el mundo. Afortunadamente, no en España.