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LiberalidadesJuan Carlos Girauta

A ver el PP

Pues bien, la única reacción del PP a la altura de las circunstancias ha sido, de momento, la declaración de que se oponen a la presencia de Ribera en el colegio de comisarios. Pero para estas fechas el veto ya debería estar claro. Y no lo está aunque la lectura de la prensa española lo sugiera

Si Teresa Ribera supera la evaluación del las comisiones del Parlamento Europeo, puede ser por dos razones: o bien el PP carece de influencia en el Grupo Popular, cosa que resultaría sorprendente, o bien el PP hace teatro para que no le acusen de premiar a una responsable de que la cíclica gota fría haya provocado tan descomunal tragedia. ¡Una vicepresidencia europea para la Transición Limpia, Justa y Competitiva, le regalan! Un puesto de mando continental para la culpable de la falta de infraestructuras hídricas, para la que desapareció mientras tantos se ahogaban o veían su vivienda derrumbarse. No se puede premiar eso, y el PP lo sabe. Para más inri, en Génova han mostrado una falta de nervio, una lentitud en las reacciones, una pasividad inexplicable, mientras el padre de todos los estragos, Pedro Sánchez, imponía a la madre de todos los bulos: la Generalidad valenciana era la competente. Por resumir: Pedro Sánchez permitió que la desgracia se extendiera para poder exigir la cabeza de Mazón.

Mazón será torpe, que lo es; estaría espeso, que lo estaba; abusará de las sobremesas, que abusa; y merecerá dimitir, que lo merece. Pero es Pedro Sánchez quien venía obligado por ley a asumir el mando de inmediato y a tomar sin dilación las medidas excepcionales que la situación requería. No solo incumplió su deber sino que se entregó al cálculo político en plena catástrofe (una especialidad de la PSOE). El pobre Mazón hasta le dio las gracias a su verdugo. Es su estilo, supongo. Pues bien, la única reacción del PP a la altura de las circunstancias ha sido, de momento, la declaración de que se oponen a la presencia de Ribera en el colegio de comisarios. Pero para estas fechas el veto ya debería estar claro. Y no lo está aunque la lectura de la prensa española lo sugiera.

Cuenta el PP con el apoyo de Weber. De entrada parece cosa seria, hasta que atendemos al tenor literal del germano y su solución no es solución sino engañifa. En cuanto a la declaración ante el Congreso, la condición la cumple Ribera repitiendo la cantinela del cambio climático y callándose sus culpas. El PP lo pide y a Weber le parece de justicia. Vale. ¿Y qué? Cumplido el trámite, ¿ya puede ser vicepresidente? Parece que no, pero sí. Weber se suma a otra risible condición pepera. Reza así: si la imputaran, ella debería dimitir. Oigan, idiotas del todo no somos. Ribera será comisaria, perderá el aforamiento, la imputarán seguro… y no dimitirá. Sánchez, Marlaska y el equipo de opinión sincronizada, con la malvada Silvia a la cabeza, repetirán sin descanso que Ribera goza de presunción de inocencia, que los querellantes son de extrema derecha, que los jueces son iletrados y machistas. Lo que sea, pero no dimitirá. El PP lo sabe de sobra. Por eso si la semana próxima, en Estrasburgo, no se rechaza la Comisión (con bicho dentro) que pactaron con socialistas, seudoliberales y verdes, será complicidad.