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Pecados capitalesMayte Alcaraz

La cantada de Aldama

Esto no ha hecho más que empezar, pero la colección de trolas del Gobierno que ayer cayeron tras la cantada de Aldama es más grande que el ático de 'Jessica veinte minutos'. Que también pagaba el susodicho. Sigan comprando palomitas. El siguiente en hablar es Ábalos

A Víctor de Aldama le perturba haber pasado de dormir en una mansión en Ciudalcampo de Madrid al chabolo. Es entendible. Y más ver cómo los que se metieron dinero a espuertas en sus bolsillos, dinero público se entiende, siguen paseándose en Falcon y descansando sobre colchones ministeriales, o incluso presidenciales. Así que, el «nexo corruptor» del caso Ábalos ha cantado la traviata. Ahora ya sabemos que cuando el Gobierno en pleno –y sus replicantes tertulianos– afirmó que su foto de febrero de 2019 con Pedro Sánchez, que publicó El Mundo, era «una más» de las que se hacen los políticos con gente que no conocen, era un bulo del tamaño de la desvergüenza del Gobierno. Cómo olvidar la serie con la que nos ilustró Óscar Puente en X, publicando todas las instantáneas que se había hecho con admiradores para demostrar que aquella imagen –preparada en una sala donde no todo el mundo puede entrar, como ha confirmado el comisionista– formaba parte de una rutinaria atención del presidente con sus simpatizantes. Los socialistas cerraron filas para restar importancia a la sospechosa foto y hasta resucitaron la socorrida de Feijóo con Marcial Dorado.

Pues no. Que dice Aldama que Pedro quería conocerle y hablar con él. Vamos, que acudió al acto de Pepu Hernández porque fue invitado expresamente para el encuentro con Su Sanchidad. Es más, el «número 1» le agradeció lo que estaba haciendo –no sabemos si se refería a su apoyo a Begoña, a su interlocución con Delcy o a llevarse más de cinco millones de comisión por la venta de mascarillas al Estado–. El caso es que, si el jefe estaba agradecido, por algo sería. «El presidente me dijo gracias por lo que estás haciendo, me tienen informado», aclaró el hoy encausado. Y a estas palabras, Aldama le respondió que no tenía por qué darlas y se marchó. Después, Pedro se quedó hablando con Koldo y ambos salieron juntos del acto. No hay quién dé más. El presidente del Gobierno rodeado de delincuentes, nacidos y multiplicados al calor del poder socialista. Aunque ahora diga que no le merece crédito lo que digan. Pero sí eran de su confianza cuando no se había destapado la basura.

«No fue una foto fortuita», ha recalcado el conseguidor y tanto el juez Moreno como el fiscal anticorrupción han tomado buena nota. Aldama tenía dos padrinos de excepción: José Luis Ábalos y Koldo. Al primero cuenta que le untó dos millones y dice que tiene toda su fortuna oculta en la República Dominicana, un sitio muy querido por Begoña y Pedro. Y el hoy tercero socialista, Santos Cerdán, también se embolsó, según Aldama, 15.000 euros en mordidas en un bar de Ferraz, sin olvidar que el ministro Torres le reclamó otros 50.000. Vamos, que la corrupción era generalizada. Recuerdo cuando la izquierda vitoreaba a Bárcenas cuando hablaba del PP. Ahora podrán anunciar todas las querellas que quieran, pero ya nadie para esta porquería que anega al Gobierno. Y además señala a sus socios, tan progresistas ellos y tan conniventes con la corrupción.

El conseguidor pretende que, con esta colaboración con la justicia, sea conducido a la libertad provisional por el caso de hidrocarburos, por el que ha ido a la trena. Su situación procesal depende de la Fiscalía que evaluará la veracidad de las revelaciones del comisionista. Pero lo cierto es que, con este paso, a Sánchez se le abren tantas grietas que ya no las tapa ni todo el equipo de opinión sincronizada aplicando yeso a las paredes de Moncloa.

También sabemos gracias a Aldama que todo el gobierno estaba al tanto de los detalles del viaje de la vicepresidenta de la dictadura venezolana. Así Delcy Rodríguez vino a España con la anuencia de Sánchez, que pensaba convidarla a cenar, a pesar de que Europa tenía prohibido que pusiera un pie sobre territorio Schengen. Hasta se le buscó una casa para que se alojara, casa que el CNI visitó para garantizar su seguridad. Supongo que Úrsula no dirá nada de esta ilegalidad porque bastante tiene con hacerle ojitos al presidente español y hacer cambalaches para que Teresa Ribera sea su vicepresidenta, pero las revelaciones de ayer son de lo más escandalosas por la deslealtad de un Gobierno a sus socios europeos. El testimonio de Aldama desmiente al Ejecutivo que habló de «viaje privado» de Delcy. Era oficial, pero había que esconderlo por razones obvias. Todos subieron a la aeronave de la dirigente sancionada y hasta Koldo propuso cambiar a los pilotos civiles por militares. No me negarán que el relato no es abracadabrante y justifica la moción de censura que ayer ofreció Feijóo, aunque sin éxito ni apoyos parlamentarios.

Esto no ha hecho más que empezar, pero la colección de trolas del Gobierno que ayer cayeron tras la cantada de Aldama es más grande que el ático de 'Jessica veinte minutos'. Que también pagaba el susodicho. Sigan comprando palomitas. El siguiente en hablar es Ábalos.