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Post-itJorge Sanz Casillas

Y tras el cupo y Aldama... sólo sube Vox

Alguien debería decirle al PP que el poder no se hereda, que en todo caso se conquista. Y que no basta con esperar a que tu adversario descarrile el tren (con nosotros dentro) para llegar a la Moncloa

En el último año, a la izquierda que nos gobierna le han imputado un exministro, un fiscal general del Estado, a la mujer del presidente e incluso a su hermano. A eso habría que añadirle que a su socio principal –Sumar– le ha salido un caso de abuso sexual, lo que viene a confirmar lo siguiente: que aquellos que llegaron al poder en nombre de la ejemplaridad y el feminismo han terminado siendo, presuntamente, los más corruptos y los más sobones.

Cada encuesta que sale desde julio de 2023 tiene un poco de ocasión perdida, de llorar sobre la leche derramada. De acuerdo con el sondeo que publicamos hoy, el PP volvería ganar las elecciones con holgura y, en compañía de Vox, la derecha superaría los 180 escaños. Eso en la estimación más prudente, porque en el escenario más favorable llegarían hasta los 187, uno más que Rajoy en 2011, para que entendamos la magnitud del rechazo a Sánchez.

Sin embargo, hay un dato que no va a gustar demasiado en la calle Génova, y es que el PP perdería nueve décimas de intención de voto con respecto al verano pasado. Es decir, que tras un año de amnistía, cupo catalán y estadillo del caso PSOE, el Partido Popular no ha sabido rentabilizar la podredumbre del sanchismo. Es más, si uno mira esos porcentajes de intención de voto (no así los escaños), solo sube Vox en comparación con los comicios del 2023. El resto de grandes partidos bajaría sensiblemente.

Me dirán que perder 0,9 puntos de intención de voto entra dentro del margen de error de cualquier sondeo. Me dirán incluso que tampoco es grave, pues el PP subiría pese a todo de 137 a 141-143 escaños. Pero convendrán conmigo en que Feijóo no está sabiendo atraer al votante avergonzado o con ganas de cambio (si es que lo hay). Ese elector, de existir, se estaría yendo a Vox, justo ahora que ya no gobiernan ninguna comunidad autónoma y están retomado aquello por lo que se ganó el respeto de mucha gente: llevar ante el juez a algunos malhechores de nuestra política.

Este estancamiento del PP y este repunte de Vox sirve para recordar que el poder no se hereda, que en todo caso se conquista. Y que no basta con esperar a que tu adversario descarrile el tren (con nosotros dentro) para llegar a la Moncloa. En los tiempos de hoy, sin bipartidismo, tienes que subir a la gente a tu proyecto, a tu barco, desde la ilusión, y no porque estén huyendo del naufragio de otro.