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El astrolabioBieito Rubido

Un consejo para el fiscal general

No cese por el escándalo, hay otras razones más poderosas para hacerlo. Le voy a aportar alguna más para que se anime a dejar el cargo y salvar su dignidad

Señor fiscal general: ayer España entera conoció la iniciativa del líder del PSOE madrileño, Juan Lobato, de acudir a un notario para dejar constancia de no sabemos muy bien qué, pero, según sus palabras, fue un acto para demostrar que usted, Álvaro García Ortiz, no le había filtrado todo el material que utilizó contra Isabel Díaz Ayuso. También ayer nos enteramos de que la UCO le atribuye a la Fiscalía «la primera filtración a la prensa» de los datos confidenciales del novio de Ayuso. Y, por si fuera poco, también ayer saltó a la opinión pública que la UCO ha logrado acreditar una coordinación entre usted y la fiscal jefe de Madrid para filtrar datos de ese sucio caso, llegando a responderle ella: «Jefe, a tu disposición». Además de hacer, no sabemos muy bien en qué dirección, una referencia al mortal cianuro. Con todo ello, el ciudadano medio piensa en qué manos estamos.

Solo por todo lo que ayer supimos debería usted dimitir. No cese por el escándalo, hay otras razones más poderosas para hacerlo. Le voy a aportar alguna más para que se anime a dejar el cargo y todavía salvar su dignidad. Por el recuerdo de todos los fiscales, compañeros suyos, que sufrieron la persecución y el acoso del terrorismo. Por la memoria de Carmen Tagle y Luis Portero, entre otros muchos. Hágalo también por ejemplaridad. Por la defensa del Estado de derecho. Hágalo por todos los jóvenes que dejaron parte de su juventud para estudiar una oposición para servir a su país como fiscales.

La inmensa mayoría de los ciudadanos, más allá de la burbuja en la que usted ahora vive, no entiende que sacrifique su carrera profesional, su honor, por actuar de escudo de Sánchez, un personaje al que la historia va a vapulear. Se ha convertido usted en un brazo político del sanchismo, que es la forma más indigna de servir a la carrera fiscal. Abandone ahora que todavía está a tiempo ese escudo que lleva a la izquierda de su toga. De esa manera no humillará a la carrera fiscal.

Señor García Ortiz, todavía está a tiempo de todo. Usted sabe cómo funciona el Estado de derecho y la Justicia. Nadie está por encima de la ley. Existen dos mil quinientas razones para que usted se marche, son los dos mil quinientos fiscales que en toda España dignifican la carrera fiscal. Por ellos y, sobre todo, porque ahora mismo, aunque crea que es una hipérbole de quien le escribe, está en juego el futuro de España.