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Perro come perroAntonio R. Naranjo

La cajera de Mercadona

Eloy Velasco irrita a los marqueses de Galapagar por hablar de leyes, como si fuera juez o algo así

Le ha molestado mucho a Irene Montero que el juez Velasco relacionara sus conocimientos en Derecho con su trabajo original, de cajera en el Mercadona, aunque ha sido su macho alfa quien más rotundo fue en la réplica, defecada en una nueva red social donde la progresía practica ahora onanismo ideológico:

«Que las altas magistraturas están llenas de señores machistas es una evidencia. De que algunos de tales señores traten de compensar las disfunciones eréctiles propias de su edad siendo unos chulos de mierda no tengo pruebas, pero tampoco dudas».

De las reflexiones de los Marqueses de Galapagar se deducen dos conclusiones. Que a ella le molesta que un juez sepa más de leyes que una cajera, que el trabajo de cajera les parece desdoroso a ambos y que él se siente muy seguro de sus prestaciones musculares, al menos frente a un juez cercano a la jubilación, si bien aquí el silencio de su pareja deja al menos abierta la duda.

Que un juez hable de leyes parece, ya de entrada, más razonable que en los otros casos: él no tiene la culpa de que, antes de medrar en política, ella solo hubiera ejercido de cajera una pequeña temporadita.

La comparación de Velasco hubiera funcionado igual de bien si la eurodiputada hubiese ejercido, antes de profesionalizar una ocupación necesariamente efímera, de médico, periodista o tornero fresador; oficios tan dignos como el de cajera y con los mismos conocimientos jurídicos, entre pocos y ninguno, particularmente si se miden con los de un magistrado.

Y también parece más razonable que el bueno de Eloy resulte más creíble hablando de leyes que Pablo Iglesias de potencia sexual, pues de lo primero tenemos constancia pública curricular y para lo segundo hemos de conformarnos con los alaridos engorilados de nuestro Casanova de mercadillo en chats internos de su organización: no dudamos de tu boquilla, Pablito, pero el resto está pendiente de verificación por Newtral.

Tal vez Velasco pudo encontrar mejor momento y mejores palabras para referirse al asunto, pero lo sustantivo no varía: se limitó a desmontar la teoría de que, hasta el advenimiento de Irene, el consentimiento no formaba parte del universo jurídico y los tribunales iban como locos absolviendo a violadores por esa lamentable laguna.

Tampoco yerra al recordar que el único efecto práctico de la tonta 'Ley del sí es sí' ha sido el opuesto al que buscaba: el piropo está más perseguido que nunca, sí; pero mil agresores sexuales de lo más abyecto se han beneficiado de la torpeza leguleya de la antigua cajera, sostenida temerariamente entre insultos a la judicatura, pese a las advertencias de los compañeros de Velasco en el Poder Judicial.

La inexistente ofensa del magistrado a la cajera y al marido de la cajera y a los amigos del marido de la cajera y a la cajera misma no debe tapar la moraleja del episodio: España se escandaliza más cuando un juez habla de leyes que cuando una cajera legisla. Y a su barragán le motiva más comparar erecciones que aprender las lecciones: si le das una escopeta a un mono, no esperes que gane la medalla de oro de tiro olímpico.