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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Dos millones, aproximadamente

Broncano estaba en Jaén, donde percibió 22.000 euros por pronunciar el pregón, que previamente le habían escrito, con motivo de 'La Fiesta del Primer Aceite'. Estuvo medido y conciso. Apenas 14 minutos de prédica

He visto vídeos y fotografías de la magna manifestación feminista celebrada recientemente en Madrid. Un éxito arrollador. Grandes personalidades conllevando pancarta. Fundamental la presencia de Rita Maestre, que fue durante siete años víctima de maltratos y acosos machistas, y no se apercibió de su terrible situación. No pudo asistir Jenny Hermoso, que está intentando meter goles en México, con escasa fortuna, según las crónicas. Pero estaban todas las que son, y ello abre el ventanuco que se ilumina con la luz de la esperanza. No acostumbro a elogiar mis textos, pero séame reconocido que lo del ventanuco que se ilumina con la luz de la esperanza, queda precioso. Ni a Manuel Rivas se le ocurre una imagen parecida.

Y he intentado contar el número de asistentes. Toda la tarde y parte de la noche ocupado en tan alto menester. Mis cuentas no son discutibles. El resultado, unos dos millones de manifestantes, aproximadamente. La precisión exacta de la suma me ha jugado una mala pasada. En el primer esfuerzo, he contado dos millones trescientos diecisiete mil feministas, y en el segundo, catorce mil novecientos veintidós menos. Ni Álvaro García Ortiz, ni la teniente fiscal morena con rizos de caracoles, ni Begoña, ni Teresa Ribera. Ausencias justificadas.

Broncano estaba en Jaén, donde percibió 22.000 euros por pronunciar el pregón, que previamente le habían escrito, con motivo de 'La Fiesta del Primer Aceite'. Estuvo medido y conciso. Apenas 14 minutos de prédica.

Tampoco asistió Pepa Bueno. Y otra ausencia irrellenable, la de Marisú Montero, que tenía cita con un logopeda para aprender a pronunciar correctamente el apellido de su nueva compañera en el Gobierno, sustituta de Teresa Ribera, Sara Aagesen. Pero una magna manifestación no debe analizarse con nombres propios. Importa la masa. Aunque el Ayuntamiento ha calculado, a su manera, que los asistentes no fueron más de 7.000, a mí no me engañan. Cien mil más o cien mil menos, dos millones de feministas, aproximadamente. Como la urgente contabilidad del sargento Ferguson, del 5º de Caballería, cuando su escuadrón fue atacado inesperadamente por los comanches. Se lo preguntó, a gritos, su capitán, Milton Curtis. —¿Son muchos?—. —Sí, mi capitán, 2006 comanches—. —¿Y cómo le ha dado tiempo de contarlos? —Muy fácil, mi capitán. Vienen galopando en cabeza 6 comanches, y detrás de ellos, unos dos mil, aproximadamente—. —Pues de este ataque, Ferguson, no nos libra ni John Wayne—.

Seamos serios. ¿Cómo pueden decir que sólo asistieron 7.000 manifestantes si a mí me salen 2.000.000, aproximadamente? El desajuste numérico sólo tiene una explicación lógica. El lío que se ha montado con el fiscal, Lobato, la fiscal jefe de Madrid, el 'software' de Begoña, Feijóo en el Congreso de la UGT, la exclusión de Jenny Hermoso de la lista de convocadas para jugar en la Selección, el informe de la UCO que señala al fiscal general el camino de Alcalá-Meco, la próxima comparecencia de Aldama ante el juez, o el renovado uso de la chaqueta color berenjena del esposo enamorado de la imputada. Porque no ha sido Tezanos el de los dos millones de manifestantes. Esa cantidad, esa muchedumbre, me ha salido a mí, que no soy partidario. Nos están volviendo locos, y no somos conscientes de ello.

Y para colmo, la noticia del día. Que Yolanda Díaz, celosa por el nombramiento de Sara Aagesen como nueva ministra de cuestiones medioambientales, desea cambiar su apellido añadiendo una «D» más a su Díaz. Yolanda Ddíaz, para no ser menos que la nueva. Como para contar con acierto el número de las manifestantes feministas.

Si he errado en la cuenta, ruego que me excusen. Por lo menos, aporto humildad y arrepentimiento.