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Unas líneasEduardo de Rivas

El PSOE, tan limpio como corrupto

Los escándalos se suceden uno tras otro, tapando los antiguos con los nuevos, creando una madeja de corrupción que ya nadie entiende y que pocos saben diferenciar. ¿Se acuerda alguien del Tito Berni?

Como si fuéramos Bill Murray y nuestra vida fuera el día de la marmota, vivimos en una constante en la que siempre pasa lo mismo aunque de manera diferente. Nos levantamos, nos duchamos, vamos a trabajar y a media mañana sale en los medios un nuevo escándalo relacionado con el Gobierno. Uno tras otro, se van sucediendo tapando los antiguos con los nuevos, creando una madeja de corrupción que ya nadie entiende y que pocos saben diferenciar. ¿Se acuerda alguien del Tito Berni?

El PSOE celebraba este fin de semana su congreso para cerrar filas con el César, ese al que nadie tose –que se lo digan a Lobato–, el implacable «Uno» que vive en Moncloa y sobre el que orbitan todos los escándalos de corrupción. Se presentaron en Sevilla alardeando de ser un partido limpio, que, si ya de por sí tiene guasa la afirmación, clama al cielo que lo digan en la capital andaluza, centro del mayor escándalo de corrupción de nuestro país.

Este partido «limpio» es el de los ERE, el de la FAFFE, el de Filesa, el del caso Mediador, el que tiene un secretario general cuya mujer y cuyo hermano están investigados por la Justicia, el que tiene un antiguo número dos imputado por el Supremo, el que ha colocado un fiscal general que filtra datos personales de un particular para perjudicar a un rival político, el que… podría tirarme así un buen rato, porque los escándalos del PSOE son como las mentiras de Sánchez, que no se acaban.

¿Se imaginan lo que pasaría si al PP le diera por hacer saltar por los aires las instituciones del Estado para que terminaran por absolver a Bárcenas y le dedicaran un homenaje durante un congreso? ¿Qué diría Rufián? ¿Y Yolanda? ¿O el propio Sánchez? Pues es lo que ha hecho el PSOE con Chaves y Griñán, y aquí todos callados, no vaya a ser que se acabe el bote del que chupar.

A la que se le ha acabado el chollo ha sido a Pilar Sánchez Acera, que se ha quedado sin su puesto en Paradores y pagará el pato por ser la tonta útil que necesitaba el Gobierno para filtrar los datos del novio de Ayuso. Pero ella solo ejecutó la orden que alguien le dio, habría que apuntar más arriba y buscar al verdadero responsable. No se hará, estén tranquilos, porque todo esto no es más que un bulo y mañana volveremos a despertar con otro escándalo de corrupción que también lo será.