La cultura de Urtasun
Urtasun necesita con urgencia la apariencia de una pátina de cultura, dado su cargo. No pido cultura por lo imposible del empeño; no pido una pátina porque requeriría buena disposición, que es flor de la buena voluntad, que a su vez es una rama del espíritu que a los ministros de Sánchez les podan el primer día, cuando les dan las llaves del despacho. Un ordenanza pregunta a su llegada: «¿A usted ya le han amputado la buena voluntad?» Y el otro responde: «No la tengo», o bien «Nunca me creció», o bien «Me la he cortado en casa, antes de venir». Así, se paga un precio en el mefistofélico pacto ministerial sanchista: nunca más aprenderás nada. Esto significa darle la vuelta como a un calcetín al pacto mefistofélico. A los sedicentes marxistas les encanta la figura de la vuelta del calcetín, por eso la uso con Ustasun, para complacerle en lo posible a la hora de comunicarle la cruda verdad de sus continuados ridículos. Voy.
Querido Urtasun, tronco: del mismo modo que Marx le dio la vuelta como un calcetín a Hegel, tu le has dado la vuelta como un calcetín a la cultura. Por eso dices que a Miguel Hernández lo asesinaron. Tómatelo como un elogio. Columnistas peor pensados podrían interpretar algo distinto, una intención de mentir. O sea, tú sabrías todo sobre Hernández —como yo, que he rezado ante las abarcas desiertas de su casa de Orihuela—, pero te has inventado lo del asesinato por pintarlo todo más negro. Como si eso fuera posible en nuestro poeta. Yo se que no mientes, conozco tu perfil como el de un hermano o un hijo: Liceo Francés de Barcelona, nieto de la Falange e hijo del PSUC. Serías incapaz de hacer el ridículo a propósito. Los barceloneses de la derecha del Ensanche y de Sarriá- San Gervasio tenemos terror al ridículo. ¿Vienes de Pedralbes? También me vale. Tu ignorancia sobre Hernández, ministro de Cultura, es genuina, y yo te felicito por ello.
Aunque no vayamos a hacer de ti nada de provecho, al menos sudas autenticidad. (Elijo el verbo por hernandiano). No sabes cuánto aprecio la autenticidad en esta era de imposturas, en este tiempo tan bastardo. No has podido ser progre, que es para lo que naciste, porque al llegar tú al ruedo el progrerío había mutado a woke. Pero sigue escondido en ti el espíritu indeleble del izquierdista español contemporáneo, figura entrañable que adoptó sus contornos con Franco muerto y la prensa libre. Los que creen que han leído a Machado pero solo han oído canciones de Serrat. Pídele a un zurdo pretencioso que te cite a Machado. No fallan: «Se hace camino al andar» y tal. Pídele a un zurdo que te cite a Hernández: te introducirá la Elegía diciendo «a quien tanto quería» en vez a de «con quien tanto quería» porque es ful de Estambul. También empezará «Para la libertad…» Para la libertad hay que echaros cuanto antes, merluzos (auténticos).