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HorizonteRamón Pérez-Maura

Francisco Franco hasta en la sopa

Con cien actos programados para el 2025 para seguir denigrando la figura de Francisco Franco, me pregunto para qué día del año tendrá programada Félix Bolaños la expulsión de los benedictinos del Valle de los Caídos. Porque éste es el momento idóneo para su objetivo

Creo que tiene toda la razón la presidente de la Comunidad de Madrid cuando dice que «sin Franco, Pedro Sánchez no es nada ni nadie». Tener que recurrir a estas alturas a celebrar cien actos para conmemorar la muerte de Francisco Franco (en la cama) es carecer de argumentario político alguno. ¿No tiene unas ideas que proponer? Frente a los que utilizamos el término «francomodín» Ayuso ha ideado el de la «francoesfera» que con más amplitud recoge el momento político que estamos viviendo. Y eso que Isabel Díaz Ayuso está libre de toda culpa franquista. Cuando nació hacía casi tres años que había muerto Franco.

Es muy difícil entender que el Gobierno necesite estar todo el día hablando de Francisco Franco. Porque me reconocerán que lo tenemos hasta en la sopa. Como si hubiera muerto esta misma mañana. Decíamos ayer que la única lógica que tiene organizar cien actos sobre los 50 años de la muerte de Franco es querer denunciar el papel clave que tuvo en la restauración de la Monarquía una dictadura que se presenta como sanguinaria. Y así se deslegitima ésta y su obra toda. Restauración incluida, por supuesto. Lo que tendríamos que celebrar en 2025 son los 50 años de la restauración –aunque también tuvo algo de instauración– de la Monarquía. Porque me reconocerán que celebrar una muerte natural es de idiotas o de mal nacidos. Pero eso implicaría algo imposible: reconocer el papel de Don Juan Carlos en la implantación de la democracia. Y eso no lo haría Sánchez ni aunque se jugara perder la vida.

En este momento el único objetivo de Sánchez sigue siendo permanecer en el poder a cualquier precio. Y eso puede implicar perfectamente llevarse la Monarquía por delante como cada día demuestra más. Y aún no consiguiéndolo, la batalla merece la pena porque así se habla de la conveniencia o no de tener una Monarquía «heredera del dictador» o de buscar una «democracia verdadera» porque la nuestra debe ser totalmente falsa.

En este contexto y con cien actos programados para el 2025 para seguir denigrando la figura de Francisco Franco, me pregunto para qué día del año tendrá programada Félix Bolaños la expulsión de los benedictinos del Valle de los Caídos. Porque éste es el momento idóneo para su objetivo. Sería el acto cumbre de 2025, sólo superado en la historia del Valle por la exhumación de Franco. Al director general de profanaciones que debe de tener por ahí Urtasun le pueden añadir ahora el cometido de exclaustraciones –que también tiene algo de profanación y además puede implicar una subidita de sueldo. Esa batalla puede dar bastante de sí porque no es probable que se resuelva con rapidez. Cuando el Gobierno pretenda sacar a la comunidad benedictina, ésta se acogerá a sus derechos para permanecer en la basílica y con ello habrá un pleito que puede superar el año de la conmemoración. Pero como a Sánchez no se le pueden imponer leyes, jugará con los tiempos para fijar la expulsión de los benedictinos cuando mejor le venga. Se admiten apuestas.