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Al bate y sin guanteZoé Valdés

Drones

La escena de salir a fumar a un balcón o a una ventana en la isla donde nací con la intención de contemplar drones resulta poco probable. Empecemos porque para comprar un paquete de cigarrillos en el país del mejor tabaco del mundo debes prostituirte y prostituir a tus hijas

Continúan paseándose drones y ovnis por los cielos de Estados Unidos y el Reino Unido en un deslizamiento alarmante: «La gente sale a fumar a las ventanas y ese es el espectáculo que ve», cuenta el Daily Mail. Qué raro, no, no se podía saber, a tan poco tiempo de que Donald Trump tome la presidencia, después de haber sido diana de dos intentos de asesinato, esto de los drones y ovnis resultaría como ¿muy casual y apropiado?

Francia se ha vuelto tan aburrida que el único pasajero de un ovni con el que contamos ha aterrizado esta semana en el gobierno como primer ministro, a ver cuánto dura, igual lo que un helado entre los labios de Joe Biden, que esta semana ha indultado a 39 criminales y ha reducido condenas de 1.500 delincuentes, todo un récord, y eso después de indultar de forma «total e incondicional» al hijo bandolero. De España ni les cuento, ya va necesitando drones, al igual que Cuba desde tiempos inmemoriales.

Drones, drones, drones, es mi sueño; es lo que vengo pidiendo a Père Noël y a los Reyes Magos navidad tras navidad y día de reyes. Drones hacia el Comité Central, y si ahora mismo pudieran adelantar esos drones cariñosos sobre Venezuela sería muy elocuente, vamos, hasta fantástico. Me refiero, faltaría más, a esos drones que no dejan daños colaterales, que van directo al cogote… Aunque, visto lo visto, igual, caerán primero en el Capitolio que allí donde sería más justo que cayeran.

La escena de salir a fumar a un balcón o a una ventana en la isla donde nací con la intención de contemplar drones resulta poco probable. Empecemos porque para comprar un paquete de cigarrillos en el país del mejor tabaco del mundo debes prostituirte y prostituir a tus hijas; terminemos porque si te asomas a un balcón corres el riesgo de morir en un derrumbe, y lo que es a las ventanas… Bien, las ventanas no son más ventanas, son agujeros polvorientos semejantes a las de Gaza, sólo que sin ser bombardeadas por Tsahal, que todavía no ha querido ir a hacernos ese bendito favor de terminar la obra iniciada por los comunistas.

A mí la historia de ovnis me ha dado siempre como muy igual; además de que la literatura de ciencia-ficción me resulta francamente aburrida. Miro al cielo para distinguir ángeles, no ovnis. Para mí en el cielo tissú como en aquel bolero, sólo están Dios, los santos y los ángeles, envueltos así, como en una nebulosa nacarada.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte me privan los drones, vibro de placer de sólo pensar que hubiera esa forma de manejar un dron y de lanzarlo, no al albur, no, sino con toda la puntería de la que dispongo, directo a la mafia del PCC. ¡Pum, y se acabó! Avisaría con un tiempo prudente, de dos segundos. Créanme, no hay otra vía que la de los drones, los cubanos hemos explorado todas, ninguna hasta ahora ha funcionado, sólo nos queda el camino profiláctico y filantrópico de los drones, drones, drones… Así como suena de sucesivo y liberador.

Durante décadas el castrismo ha estado amenazando al pueblo como en el cuento del lobo, ¡que viene el lobo, que viene el lobo…! O como en el poema de Constantino Cavafis titulado Esperando a los bárbaros, pero los barbaros nunca llegaron…

Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.

Algunos han venido de las fronteras

y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?

Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.

Entonces, si tantas ilusiones se hicieron y nos sembraron en lo más hondo de nuestras angustias con el lobo y con los bárbaros a modo de supervivencia, ¿por qué no acabamos de complacerlos, pero ahora con drones? No pienso que la sustitución de lobos y bárbaros por drones la echarían a ver, la diferencia compensaría la vastedad del anhelo. De cualquier forma, la destrucción ya fue consumada, sólo quedan los detalles mínimos, acabar de un tajo la «verdadera obra de la revolución», que ha sido el desmoronamiento absoluto de la isla.

Eso sí, Donald Trump, El Moñe, como yo le llamo con cariño, tendría que apurarse, no vaya a ser que en breve necesitemos drones para la Charconia de neón, que es casi el espejo a 90 millas de Cagonia, ex Cuba… En fin, sigamos soñando, ddddddddd en lugar de zzzzzzzzzz… Y, por si los drones, nada de felices fiestas: ¡Feliz Navidad, en el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo!