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Post-itJorge Sanz Casillas

¿Dónde está la oposición de este país?

¿De verdad no hay nadie capaz de golear a esta cuadrilla de Koldo, Ábalos y Alvarone?

Mira uno al CIS de Tezanos y luego a los sondeos comerciales (los que todavía tienen un prestigio y una empresa que defender) y me pregunto dónde está la oposición de este país. Bueno, miento: primero me pregunto en qué se van los casi 13 millones que recibe el CIS vía Presupuestos Generales del Estado y después por qué no hay nadie enfrente capaz de capitalizar este y otros desmanes, presentando una alternativa al deterioro institucional y moral que nos circunda.

Me lo preguntan en casa, me lo pregunta mi madre. ¿Y es que no se puede hacer nada? Pues a ver, España, mal que bien, todavía opera como una democracia. Se vota, hay jueces, hay plazos que se pueden y se deben cumplir... Pero lo que no hay es una alternativa contundente, es decir, una oposición que seduzca desde su propio programa, y no desde el rechazo al programa del que tiene enfrente. Al elector bien informado, al que se le presupone una cierta formación e inteligencia, no le vale con oír que el sanchismo es malo. El PP se presentó a las elecciones de julio de 2023 sin decir quién iba a ser su ministro de Economía, sin presentar su proyecto de país, pensando que iba a asumir el poder como quien acude a cobrar un billete premiado. Pero no funciona así.

Hoy Juanma Moreno Bonilla pide entenderse con Junts, el partido que le organizó un golpe de Estado a Rajoy hace solo siete años; una formación con más historial delictivo que años cotizados. Hace siete días, Isabel Díaz Ayuso decía que si Sánchez quiere reventar la igualdad entre españoles y pactar un cupo fiscal con Cataluña, que lo incluya en el programa. No hombre, no. No basta con eso, ya lo hemos dicho aquí alguna vez. Si tú quieres poner el país del revés, si quieres discutir los puntos medulares de nuestra Constitución, tienes que conseguir una mayoría de dos tercios de ambas Cámaras (no una mayoría absoluta en una de ellas, como la de ahora, que está cogida con alfileres). Después habría que disolver las Cortes, convocar elecciones generales y que el parlamento resultante ratifique otra vez el apaño por mayoría de dos tercios. Una vez conseguido esto, que no es poco, se nos preguntaría en referéndum a todos los españoles. Y es importante lo de «todos», no valdría con que votasen solamente del Ebro para arriba.

Todo lo demás es cháchara e ilegalidad. No hay aceptación ni entendimiento posible al margen de esto. El mundo occidental está viviendo un giro conservador innegable, pero Milei, Meloni e incluso Trump vencieron porque pusieron mucho más énfasis en sus ideas que en las del adversario. Ellos sí entendieron que el poder no se hereda por desgaste, sino que hay que salir a conquistarlo.