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El astrolabioBieito Rubido

Borra que algo queda

El capítulo de un fiscal deslizándose por los tenebrosos territorios del borrado de pruebas viene a demostrar que los ciudadanos estamos en peligro

El obsceno espectáculo de inmoralidad que ha dado el fiscal general, Álvaro García Ortiz, al borrar los mensajes de los días en que supuestamente se utilizaron organismos del Estado para ir contra una rival política, es la mayor evidencia de su culpabilidad. Se le supone a cualquier persona que ejerza la Justicia en un Estado de derecho una honorabilidad que avale sus decisiones. Al fiscal general también le deben adornar esas virtudes. Bueno, a cualquier persona menos a Álvaro García Ortiz, que sorprendentemente ha borrado los mensajes que justamente eran fundamentales para esclarecer la trama que él y Sánchez han urdido contra Díaz Ayuso. Es así de claro.

Había temores en las primeras horas del jueves pasado acerca de si alguien de la Guardia Civil había podido ser el autor de ese borrado. La Guardia Civil también parece estar en horas bajas, las presiones sobre mandos del benemérito cuerpo por parte de los políticos del PSOE terminan teniendo su éxito. Hasta ahora la UCO está haciendo su trabajo, pero los volcados de móviles y demás artefactos digitales están siendo lentos y no sabemos si totales.

La situación en España es lamentable en cuanto a la protección del Estado de Derecho. Hasta ahora teníamos garantías en cuanto al comportamiento de Guardia Civil y Policía. Ahora ya no. También nos fiábamos de los fiscales, ahora viendo el comportamiento de todo un fiscal general, deslizándose por el territorio de un presunto delito, ya entendemos porque la imagen de la democracia española se ha despeñado internacionalmente. Desde que Sánchez llego a la Moncloa, España pasó del puesto 19 al 23 en cuanto a calidad democrática según el observatorio de la revista The Economist. La democracia si por algo se caracteriza es por el respeto al Estado de derecho, a la división de poderes y al funcionamiento de los contrapesos. La pulsión autoritaria que caracteriza a Sánchez se ha llevado todo eso por delante, además de buena parte de la convivencia entre los españoles. Sánchez ha logrado radicalizar a mucha gente. Por eso está invalidado para jugar a la política democrática.

El capítulo de un fiscal deslizándose por los tenebrosos territorios del borrado de pruebas viene a demostrar que los ciudadanos estamos en peligro. Ya nadie nos garantiza la neutralidad, y menos semejante fiscal. Hacer desaparecer esos mensajes es en sí misma la evidencia mayor de que ahí había tomate. De lo contrario, qué mejor prueba para demostrar su inocencia que mostrar esos textos del teléfono. Al parecer, aseguran que esos mensajes podrían incriminar a personajes que están más arriba

Queda la posibilidad de que algún hábil informático pueda recuperar lo borrado, o al menos es lo que dicen los expertos.