Primero Sánchez, después el Rey
Cada vez se agranda más la brecha en la imagen del Rey y del presidente del Gobierno. Y esto es muy relevante porque nadie puede discutir que el Rey nunca ha tenido la más mínima iniciativa de zancadillear a su jefe de Gobierno y Sánchez lleva seis años no dejando de hacerlo cada vez que puede
Las últimas horas de este 2024 están resultando muy reveladoras. No es que nada me sorprenda, pero sí creo que es importante que los hechos vayan haciendo encajar las piezas del puzle. Primero tuvimos el domingo la visita por sorpresa de los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía a Catarroja. Aunque ya sabemos que se puede argumentar que les va en el sueldo hacer una visita así, también habrá que reconocer que tampoco nadie hubiera exigido que hubiese otra visita a la Comunidad Valenciana en un domingo de diciembre cuando todo lo más, se esperaría que el Rey estuviese grabando su mensaje a la nación que se emitirá hoy, dos días después de esa jornada.
Lo bueno es que esta visita ya ha demostrado la normalidad de que la Familia Real acuda a las zonas devastadas y que sean recibidos entre aclamaciones. Cada vez se agranda más la brecha en la imagen del Rey y la del presidente del Gobierno. Y esto es muy relevante porque nadie puede discutir que el Rey nunca ha tenido la más mínima iniciativa de zancadillear a su jefe de Gobierno y Sánchez lleva seis años no dejando de hacerlo cada vez que puede. Y a mí sólo se me ocurre justificar eso diciendo que es por envidia y por deseo de quitársele de en medio porque no soporta tener a nadie por encima de él. Porque para Sánchez, por encima de él solo podría estar Dios, pero como no cree en Dios, por encima de él no hay nadie porque él es su propio dios.
Menos de 24 horas después de la aparición de la Familia Real en Catarroja, nos encontramos con el discurso de Fin de Año del presidente del Gobierno ahora adelantado al 23 de diciembre. Por primera vez un jefe del Ejecutivo hace su balance del año por delante del Rey. Esto del discurso tiene su historia. El Generalísimo Franco lo pronunciaba en Fin de Año y el Rey Juan Carlos, con buen criterio, decidió hacer el suyo en Nochebuena. Así las cosas, con la democracia empezaron diferentes presidentes autonómicos a hacer los suyos en Fin de Año. Pero ni Suárez, ni Calvo-Sotelo, ni González, ni Aznar hicieron jamás un discurso de Fin de Año. Hasta que llegó Zapatero y puso en marcha esa iniciativa manteniendo el respeto del protagonismo del primer discurso para el Rey. Don Juan Carlos primero y Don Felipe después. Lo que Rajoy mantuvo. Pero hasta aquí hemos llegado. ¿Qué necesidad había de verdad de cambiar el orden? Sólo se me ocurre una: que Sánchez deje claro quién es de verdad el que manda aquí según su perspectiva. Y si alguien se lo quiere discutir, que se atreva.
Se acabó lo que se daba. Este año hemos dado un paso más en el robo del protagonismo al Rey y en el no reconocimiento de la prevalencia de la Corona. Aquí Sánchez va por delante de todo. Pero es extremadamente revelador lo que vimos el domingo en Catarroja. Felicito entusiastamente a quienes vieron la oportunidad de hacerlo, que me recuerda a la acertadísima visita de Alfonso XIII a las Hurdes sin necesidad de apoyo ni permiso del Gobierno. Algo que hoy es más difícil. Pero el que no toma la iniciativa, nunca gana.
Atentos al discurso del Rey esta noche.