Estoy superado. Véanlo, por favor

Creo que más que darles mi opinión, hoy casi me voy a limitar a contarles cómo están los ánimos en la Carrera Diplomática gracias a que el ministro Albares, más conocido como Napoleonchu, ha decidido ser una estrella de Hollywood y esta semana, antes que a defender los intereses de España, se ha dedicado a que le filmen en toda su gloria o a promover la idea de que él es el príncipe Klemens von Metternich.

En los últimos días Napoleonchu ha difundido un vídeo de 3 minutos y 40 segundos en el que resume la política exterior española de 2024. Pueden verlo aquí.

Les dejo el análisis de lo que se puede ver con lo que me dice un embajador de España que en este momento está destinado en el exterior en otro puesto. «No te lo pierdas. Napoleonchu en toda su gloria como factótum del mundo mundial y nadie más… casi ni sale Sánchez ni por supuesto Su Majestad. Nadie más existe en este vídeo norcoreano con el que resume el año nuestro amado líder». Debo decir que mi estimada fuente exagera mínimamente. Sánchez aparece dos instantes y el Rey otros dos, aunque una de ellas entre varias personas donde no falta el propio Napoleonchu. No le vaya a robar el protagonismo nadie a nuestro canciller.

Pero, como algunas personas no tienen pudor alguno, el día en que María Corina Machado estaba en la calle denunciando el golpe de Estado que ha llevado al poder una vez más a Nicolás Maduro, ¿a qué dedicaba el tiempo libre Napoleonchu? No se lo creerán, pero vean el vídeo aquí.

Demuestra que no se ha leído en su vida la Orden Ministerial vigente de uniformes, plenamente válida porque data de 1997 y la firma el ministro Abel Matutes Juan. Les juro que no es un montaje. Cómo será la cosa, que el Ministerio de Exteriores acabó retirándolo de sus redes una vez que se evidenció el cachondeo nacional sobre este personaje con categoría de bufón.

Esto es lo que me dijo un embajador de España: «La vanidad será el fin de nuestro Napoleonsito, como le definía un comentario de X al vídeo de Tik Tok. El ego matará al personaje así adornado, más como árbol de Navidad que conforme a la norma de grandes cruces, puestas aquí y allá, sin una pobre banda que las acompañe y unas inoportunas miniaturas fuera de sitio, un tahali sin espadín y una explicación poco afortunada. Lo importante es que sea él y solo él, sin nadie más quien acapare las redes sociales de nuestra política exterior. Ni Rey, ni Sánchez que valga, solo Albares y nada más que Albares. Seguro camino de perdición para un ministro mal uniformado y peor adornado. Han quitado el vídeo de las redes del MAEC, ante el cachondeo generalizado que había creado.»

Pero este embajador destinado fuera de España se queda corto comparado con otro embajador que también admira a Napoleonchu y que me escribe igualmente sobre el insuperable video: «No sabe de qué habla: En el uniforme no se pueden llevar miniaturas. Lo que lleva al cuello no es un collar sino una encomienda. Cuando se llevan veneras de grandes cruces hay que ponerse la banda de una de ellas. ¡Y llama traje al uniforme! ¿Se puede ser más iletrado? En fin, lo de que con bicornio, guantes y espadín es difícil andar, será para los enanos, no para los apuestos como el ministro. Y, por último, ¿en qué afecta a tu andar el llevar unos guantes en la mano? Salvo que se refiera al refranero español que nos indica que ‘gato con guantes no caza ratones’, no acierto a imaginar la intención de esa frase.»

Con ejemplos como estos al respecto de lo que opinan nuestros diplomáticos de carrera sobre su compañero, comprenderán que quién se inventó en el Ministerio de Asuntos Exteriores el apelativo de Napoleonchu, quizá se quedó corto.