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Desde la almenaAna Samboal

España BRICS

Europa ha cambiado, Estados Unidos ha dado un giro radical, India es un actor cada vez más pujante y España, maniatada por divos políticos, se ha quedado fuera de juego

Si Pedro Sánchez es el presidente legal y legítimo porque la mayoría del Parlamento le ha investido de esa condición, el mismo Pedro Sánchez se ha visto deslegitimado por esa misma mayoría. Porque no es una, ni son dos, ni tres, las ocasiones en las que el Ejecutivo ha recibido el revés de la cámara. Son casi todas sus iniciativas las que acaban estrellándose contra el muro de una realidad amargamente adversa para la Moncloa. Ni siquiera son capaces de armar un presupuesto como base de su gestión política. Y esa huida hacia adelante comienza a hacer mella en la vida de los ciudadanos.

Se engañó a sí mismo o pretendió engañarnos a todos cuando, en agosto de 2023, se presentó en la Zarzuela reclamando el derecho a someterse al aval del Congreso asegurando que encabezaba una mayoría progresista. El PSOE no es progresista, es solo el partido, la plataforma de poder al servicio de los personalísimos intereses y ambiciones de Sánchez. Junts no es progresista. A estas alturas, ni siquiera es de derechas. Es una formación xenófoba y personalista, al servicio de las urgencias de un fugado de la Justicia. Han ido de la mano cuando a ambos personales convenía. Pero ha llegado el momento en que, para que uno gane, el otro tiene que perder. Fin de partida.

Lo que queda de legislatura, sea mucho o poco, que todo tipo de rumores circulan por la Villa y Corte, serán minutos de la basura trufados de acusaciones e insultos. La oratoria en el Parlamento revela una falta de respeto digna de estudio. Miel sobre hojuelas, en todo caso, para aquellos que piensan que, cuanto peor, mejor. Incluso para los que opinan que, cuanto más corto sea el margen de maniobra de este gobierno, que sólo es hábil a la hora de hacer subidas de impuestos, más ganaremos. Craso error. El tiempo perdido, el coste de oportunidad que dirían los economistas, se multiplica de forma exponencial a medida que transcurren las semanas. Urge una profunda regeneración.

España necesita desde hace años una puesta a punto de hondo calado: económica, jurídica y política. Es el mandato que los ciudadanos le dieron a Mariano Rajoy y que el gallego, por cobardía o por las urgencias de la crisis, soslayó. Entonces había margen, hoy el tiempo se agota. Europa ha cambiado, Estados Unidos ha dado un giro radical, India es un actor cada vez más pujante y España, maniatada por divos políticos, se ha quedado fuera de juego. Por mucho que nos paseemos por Davos, estamos en la esquina del tablero internacional, como meros espectadores. Salvo que nuestro presidente haya elegido convertirnos en un país subsidiario de China, engordando de paso la cartera de Zapatero. Esperemos que no sea esa la razón por la que Donald Trump decidió incluirnos en el grupo de los BRICS. Obviamente, el nuevo inquilino de La Casa Blanca sabe dónde estamos, su respuesta no fue un error.