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El astrolabioBieito Rubido

Gracias Madrid

Nada menos que un millón doscientos mil madrileños visitaron en 2024 Galicia. Esa corriente humana da vida a muchos pueblos, sobre todo de la costa, que sufren el cambio de paradigma de su economía

En el proceloso mundo de la política española resulta harto difícil encontrar buenas formas. Las palabras encierran en sus límites expresiones que podrían ser más amplias y, por tanto, más enriquecedoras. Lo digo porque nuestros políticos han perdido las formas y el fondo, aunque en ocasiones hay hechos aislados que nos reconcilian con la buena voluntad, que es la mejor manera que el ser humano tiene de conducirse. Escribo todo esto a propósito de la iniciativa que tuvo el pasado martes el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, al darle las gracias a Madrid y, por tanto, a los madrileños por visitar durante el año pasado Galicia. Personifico este gesto de agradecimiento de Rueda en la persona del alcalde, Martínez-Almeida, que representaba a todos esos vecinos suyos que se desplazaron al noroeste. Son del mismo partido, pero podrían perfectamente, ambos, protagonizar un acto semejante con un colega de otra formación política.

Nada menos que un millón doscientos mil madrileños visitaron en 2024 Galicia. Esa corriente humana da vida a muchos pueblos, sobre todo de la costa, que sufren el cambio de paradigma de su economía. Por ejemplo, son muchos los puertos pesqueros donde su principal actividad ha pasado a ser residual. Sin embargo, el turismo de veraneo fresco se impone cada año y ayuda a sostener la economía de muchas familias gallegas.

Ocurrió todo esto en el marco de los actos paralelos que en la capital de España se celebran con motivo del desarrollo de la mayor feria de turismo del mundo, que es FITUR. Se puede interpretar, entonces, como una mera estrategia publicitaria. Sin embargo, creo que va mucho más lejos. Frente a la turismofobia está el agradecimiento, que es la forma más bella de relacionarse con los demás. Estamos muy necesitados de gestos como este. Con una clase política que se inclina más por el enfrentamiento y por una gestión política de la división y el odio, es bueno explicar que España es un gran proyecto de todos, y ningún rincón, ningún palmo de tierra, nos es ajeno a quienes nos sentimos españoles. Por eso no vamos a aceptar la pretensión de algunos de hurtarnos determinados lugares de nuestra nación por sus derivas y autoodio.

Galicia le dio las gracias a Madrid y Madrid debe dárselas al resto de España. En eso consiste la grandeza de un país que, aunque ahora vive horas bajas, siempre fue una tierra excepcional, donde unos nos complementamos con los otros y entre todos lo sabemos todo. Por lo demás, no cuesta nada dar las gracias y sienta tan bien…