45 minutos con Jessica
Reventó la farsa del sanchismo. Ni eran más honrados (pues colocaron a la chica en dos empresas públicas) ni más feministas (pues mientras predicaban contra la prostitución eran uno de sus principales clientes)

En el año 1997 el psicólogo Arthur Aron elaboró un test de 36 preguntas que, incorporadas a la conversación con un desconocido, pueden generar un clima de intimidad elevadísimo e incluso un enamoramiento. Calculan que con 45 minutos de charla sería suficiente para que surgiera el amor entre dos personas. Hoy este test es de dominio público, está muy trillado, y muchos incorporan algunas de sus preguntas a una primera cita.
Desconozco si Ábalos necesitó 45 minutos o 45 euros para seducir a Jessica Rodríguez, me temo que fueron bastantes más de las dos cosas. Lo que sí ha quedado claro es que Jessica ha hecho en tres cuartos de hora la radiografía más descarnada y quizá más precisa de lo que es el sanchismo. Durante su comparecencia en el Supremo, donde ha acudido vestida íntegramente de negro, ha evidenciado que el autoproclamado «Gobierno bonito» no era ni más honrado ni más feminista que su predecesor.
En lo que dura una visita al dentista, Jessica Rodríguez ha reconocido que no sabía quién le pagaba el pisazo donde vivía en Plaza de España, un apartamento con el que Ábalos pretendía que la chica se centrase solamente en estudiar. De hecho, ella ha asegurado que cuando empezaron la relación él le dio dinero para pagarse los estudios.
A mayores, ha reconocido que viajó con Ábalos por medio mundo en calidad de pareja y que cobraba de dos empresas públicas dependientes del ministerio (Ineco y Tragsatec) sin necesidad de trabajar. Es decir, que salvo que Jessica haya mutado en peligrosa ultraderechista, a esta chica le hemos pagado la vida a todo tren que llevaba, con Ábalos en el destacadísimo papel de sugar daddy.
Reventó por tanto la farsa del sanchismo. No eran más ejemplares, pues colocaban a amigos, ligues y conocidos a mamar de la cosa pública. Y tampoco eran más feministas, pues predicaban contra la prostitución al tiempo que eran unos de sus principales clientes. Entonces, ¿qué hacemos aquí se preguntarán? ¿Qué opinan de esto el PNV, Sumar y demás guardianes de la ejemplaridad? Pues absolutamente nada, porque la moción de censura no se hizo para regenerar España, sino para repartirse las cenizas de un sistema que nos tiene de rodillas ante el 5 % del voto válido emitido, que es lo que suman ERC, Junts y Bildu.
Mirad: al terminar 2024 nos subieron el IBI, al empezar 2025 el IRPF nos ha pegado un mordisco en la nómina y la inflación interanual está en el 3 %, según datos publicados ayer mismo. Otro dato: el 28 de febrero de 2020 pagábamos la luz a 34 euros el megavatio/hora. Hoy lo pagamos 111, casi cuatro veces más. Y todo este destrozo mientras en la corte del faraón Pedro se repartían pisos, mordidas y sueldos públicos sin necesidad de madrugar.