Bajarse los pantalones a diario
Saben que están ganando en todos los frentes y que lo único que importa al independentismo es que continúe Sánchez porque es capaz de vender a su madre a cambio de no perder el sillón

Como es normal, cuando uno ve que la vaca se deja ordeñar, se pone a ello con fruición. Junts ya ha comprobado sin matices que puede sacarle a Sánchez lo que sea. Y eso llega a un extremo tan radical que cuando le conceden algo como el control de la inmigración y Puigdemont lo celebra como una gran victoria por lo que ha firmado su partido, sacan a pasear al ministro Grande-Marlaska a decir que lo que han firmado no es lo que han firmado. Una lógica aplastante en quien hace unas semanas sostenía que lo que ha ocurrido no podría ocurrir nunca. Al menos en una cosa su actuación tiene algo parecido a coherencia. Él dijo que nunca habría una delegación de las competencias de fronteras y ahora nos cuenta que no la ha habido. Que es como si a la 1 de la madrugada nos dice que es de día. Y dos huevos duros.
A ver quién resulta más convencido. Si Grande-Marlaska o Puigdemont que sigue sobando las ubres monclovitas y que ya nos dijo que estas competencias que ha recibido son propias de un Estado soberano. ¿Se cree alguien que si a Puigdemont le hubieran engañado con esta concesión y no tuviera expectativa de mayores conquistas el prófugo seguiría sosteniendo al Gobierno? Saben que están ganando en todos los frentes y que lo único que importa al independentismo es que continúe Sánchez porque es capaz de vender a su madre a cambio de no perder el sillón. Se bajan los pantalones sin pudor.
Después de sacarle al Gobierno 22.000 millones de la deuda con el Fondo de Liquidez Autonómica ahora Puigdemont pide otros 50.000 millones de euros por incumplimiento de este Gobierno en inversiones en Cataluña previstas en los Presupuestos Generales del Estado de 2023, que son los que están en vigor. Aquí ya no estamos hablando de una supuesta y difusa «deuda histórica». Cabe suponer que siendo algo tan reciente podrán demostrar con facilidad su denuncia y Sánchez no tendrá más remedio que pagar. Pero no se preocupen mucho los independentistas porque, aunque no lo puedan demostrar da igual. A Sánchez qué más le da tener que pagar otros 50.000 millones a la Generalidad si eso es el precio por seguir sentado en Moncloa. Después de todo no lo paga él. Lo pagamos nosotros. Y si este Gobierno puede gastar indiscriminadamente todo lo que gasta sin tener presupuestos, ¿qué no haría si lograra armar unos con sus aliados?
Y para completar el día nos encontramos con que la Fiscalía y la Abogacía del Estado se unen a la defensa de Puigdemont —el mundo al revés— para pedir al tribunal de apelación del Supremo que también amnistíe el delito de malversación del prófugo. Porque según la fiscal, el magistrado instructor, Pablo Llarena, se habría inventado el enriquecimiento personal de los encausados. Lo nunca visto: la Abogacía del Estado y la Fiscalía unen fuerzas con la defensa de un delincuente condenado en el Supremo contra el magistrado instructor.
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