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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Feijóo acertó aunque fuera ir «pa na»

El Gobierno español es el farolillo rojo y ya no le basta con incrementar su aportación del 1,28 % del PIB al 2, sino al 3 %. Es evidente que Europa no va a soltar bonos mancomunados a un país donde el Gobierno tiene en su seno a acreditados prorrusos. Aunque yo no me fiaría de Ursula

A quién se le ocurre. Ya lo dije yo. Es un trilero y estaba claro que le iba a engañar. Con Sánchez, ni a heredar. El PP no tiene arreglo. Feijóo tenía que haberle dado esquinazo. Para este viaje, sobraban las alforjas. Es un trampantojo. Solo media hora, como si fuera un partidillo separatista. Toda esta pantomima para no convocar elecciones… Seguro que muchas columnas incluirán estas u otras frases similares para descalificar el encuentro de ayer entre el perdedor de las elecciones y presidente del Gobierno y el ganador de esos comicios y jefe de la oposición. Y no les faltará razón. Pero yo creo en la superioridad moral de unos individuos sobre otros. De quien está interpelado por un deber institucional y un trilero (y trolero). Y la diferencia quedó ayer patente: Alberto Núñez-Feijóo no podía no ir incluso sabiendo —como constató una vez más— que no iba a recibir ni un papel, ni una cifra, ni una respuesta. Pero las instituciones, también la arrasada Presidencia del Gobierno, están por encima de sus titulares.

Hacía casi un año y medio que ambos no hablaban y si se rompió ese maleficio sanchista ha sido por la pura conveniencia de Sánchez. No tenía más objetivo que sortear este contratiempo que viene del cambio de estrategia de Estados Unidos huyendo del Parlamento como gato escaldado. A falta del voto de la morralla que le sostiene, que le está dando calabazas so pretexto de un viejuno e irresponsable «no a la guerra» sumado a la proclividad prorrusa de alguno, nadie dudaba que iba a prepararle una encerrona a Feijóo. Está en el ADN del personaje. Pero, aunque cueste verlo, que el presidente haya tenido que llamar al jefe del PP por la negativa de sus costaleros a acompañarle en el rearme ya es en sí una claudicación.

Lo que sucede es que por mucho que Sánchez no tenga un solo principio ético, un gobernante que levanta y derriba muros a beneficio propio, no empece para que un partido que es alternativa de poder comparta responsabilidades de Estado con él, o con el demonio, que viene a ser lo mismo. Aun sabiendo que tan solo la foto le iba a suponer un desgaste evidente entre parte de sus votantes, creo que el líder de Génova ha hecho lo correcto. Doloroso, duro, pero insoslayable. Porque si el argumento en contra es el de no darle gratis una foto que pueda usar para menoscabar la contundencia de Feijoo contra su gestión, no es difícil entender que la negativa al encuentro hubiera alimentado mucho más el relato de Moncloa sobre la falta de compromiso del PP con las necesidades de Estado, enfrentándole con Europa. Curiosamente, el mismo interfecto cuyos socios votaron el miércoles en Bruselas contra la subida de las inversiones militares de los países occidentales.

De la celada no era fácil salir, pero dar la cara para defender los intereses de España tampoco. Si se clama por políticas para adultos, de adulto era acudir a esa cita por muy previsible que fuera su resultado y muy repugnante que te parezca la escena.

Feijóo hizo bien en exigir sus condiciones y en negar lo de diluir el presupuesto en defensa en triquiñuelas administrativas para que no computen. Claro que a todos nos gustaría que Su Sanchidad diera una patada a sus socios y/o convocara elecciones para acabar con esta pesadilla de Gobierno, pero eso sería tanto como exigir a Jack el Destripador virtudes teologales.

Sabido eso, lo que no tiene discusión es la obligada insistencia de Feijóo para que Sánchez acuda al Congreso y explique cómo va a coadyuvar al incremento del presupuesto militar europeo, toda vez que en Finlandia se han hecho los suecos con su fórmula de la deuda mancomunada. El Gobierno español es el farolillo rojo y ya no le basta con incrementar su aportación del 1,28 % del PIB al 2, sino al 3 %. Es evidente que Europa no va a soltar bonos mancomunados a un país donde el Gobierno tiene en su seno a acreditados prorrusos. Aunque yo no me fiaría de Ursula.

El electorado del PP está harto de deslealtades, insultos y humillaciones. También lo ha de estar el de Vox, al que el sectarismo y falta de creencias democráticas de Sánchez también ultraja no convocando a su líder, Santiago Abascal, por mucho que este haya contrarrestado asegurando que nunca hubiera acudido a una cita de estas características. En todo caso, los intereses de España están por encima de sus políticos. Afortunadamente. Ir a Moncloa lo aconsejaba la razón de Estado, la necesidad moral y la obligación con los españoles. Está en el vademécum de la gobernanza y hay que seguirlo, aunque las tripas, el corazón y las entrañas digan otra cosa. Los medios justifican el fin.

La foto repugnante del día no fue la del jefe de la oposición cumpliendo con su deber institucional. Fue otra: la de la exjefa del diario etarra, la que ponía dianas sobre la cabeza de inocentes, condenada a un año de cárcel por apología del terrorismo, pisando la sede de Gobierno de España para hablar de la defensa de un Estado al que intentó destruir a base de enviar al cementerio a sus ciudadanos. Esa sí.