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Cartas al director

Muchas gracias, Majestad

Por su papel esencial en la instauración de la democracia, por lograr la reconciliación de las dos Españas, tan enfrentadas durante tantos años, que, parafraseando a Antonio Machado, nos tenía helado el corazón; por la defensa de las libertades en una noche aciaga de febrero; por conseguir, como el mejor embajador, que España ocupara un lugar preponderante en el concierto de las naciones civilizadas. Porque le añoramos, porque vemos ahora una democracia que se tambalea, a pesar de la gran labor que está realizando su hijo como Jefe del Estado; por sus impagables servicios a España y a los españoles, tan entusiastas a veces y tan olvidadizos en muchas ocasiones, yo, un humilde y anónimo ciudadano, le ofrezco mi casa. Muchas gracias y un respetuoso abrazo, Majestad.