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Cartas al director

Liberalismo versus comunismo

En un trabajo monográfico del doctor Marañón, publicado, inicialmente, en La Revue de Paris, el día 15 de diciembre de 1937, titulado Liberalismo y comunismo, el gran médico, patriota y humanista español, admirado por la clase política europea y occidental durante los terribles años de la Guerra Civil, Guerra Mundial posterior y años del franquismo originario, realizó la siguiente afirmación, a modo de epílogo: «Los liberales del mundo oirán también un día el trueno y el rayo; caerán de su caballo blanco, y cuando recobren la conciencia habrán aprendido de nuevo el camino de la verdad». Hacía referencia a las connotaciones mundiales de lo que se estaba ventilando, realmente, en los campos de batalla de la Guerra Civil española que no era otra que una disputa, a muerte, entre dos opciones ideológicas claramente diferenciadas, el anticomunismo y el comunismo. Pues bien, desde el punto de vista liberal de Marañón, que lo fue siempre y en todo momento de su vida, el problema del liberal español y del resto del mundo era precisamente confundir una presunta guerra, interna pero internacionalizada (como está ocurriendo ahora en Ucrania), entre los que los «falsos progresistas» de entonces consideraban el fascismo y las democracias occidentales, craso error. Y, error, porque realmente no era tal dilema, sino la lucha de un pueblo, que estuvo a punto de ser bolchevique (no hay que olvidar que Largo Caballero, líder del PSOE de entonces, era conocido como el Lenin español), contra esa forzada sustitución de un régimen democrático en pro del comunismo de la URSS. Ganaron las fuerzas nacionales, con tintes pseudo fascistas, por supuesto, pero con apoyo de los liberales «lúcidos» de entonces, como el mismo Marañón y otros muchos intelectuales y políticos, que vivieron con el conocido «Terror rojo» de la mal denominada «Zona Republicana». Comprendo que me podrán decir, ¿Y a qué viene recordar todo esto ahora? Pues con toda claridad, porque en Ucrania, ahora, como antes en España, se combate no solo por la defensa de la soberanía nacional y la independencia de un pueblo, sino por unos principios muy claros. En este sentido, la historia, con distintos actores, se repite.