Cartas al director
El bar
Baltasar de Alcázar, en el siglo XVI, hace la loa de las tabernas. «Si es o no invención moderna, vive Dios que no lo sé, pero delicada fue la invención de la taberna. Porque allí llego sediento, pido vino de lo nuevo, mídenlo, dánmelo, bebo, págolo y vóyme contento». Estas palabras jocosas del poeta parece que reflejan el vicio del beber por beber. Rehuyendo siempre los excesos, hay que decir que un bar es la alegría de la amistad saboreando un café, una caña de cerveza fresquita y bien tirada o paladeando un buen vino, la conversación que airea la pesadumbre del trabajo, el desahogo de las penas con la persona que te acompaña; también es la comunicación de noticias, chismorreos y confidencias. Un bar es taberna, club social y también comedor imprescindible para los trabajadores que tienen agotadoras jornadas de mañana y tarde y carecen de tiempo para ir a comer a su casa. En los bares se cuentan tristezas y alegrías, se ríe y vocea mucho y también se hacen conocidos y amigos, y el alcohol con mesura puede agudizar el ingenio, aliviar las malas rachas, expandir las alegrías, evitando siempre las broncas y los malos modos, ya que, en este caso, no sería un bar, sería el Congreso de los Diputados.