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Cartas al director

El problema es Pedro Sánchez

Lo muy cierto es que, cuando un joven diputado anónimo, de tercera clase, aspiró a la Secretaría General del PSOE, tras la renuncia del experimentado Pérez Rubalcaba, nadie pudo imaginar que se convertiría en uno de los problemas más graves de la historia de este país, y eso que los españoles habíamos visto ya casi de todo, «casi», hasta que llegó Pedro. Porque, vamos a ver, que engañara a sus compañeros, que tomara el pelo a los votantes, que fuera capaz de seducir a Pablo Iglesias, todo eso ha sido de premio Nobel a la caradura y a la poca vergüenza a nivel planetario pero, que engañara, además, y de forma simultánea, al Rey de Marruecos y a su principal enemigo en el Magreb, el presidente argelino, ya es insuperable: desde 1975, cuando tras la muerte de Franco, lo que quedaba de franquismo cometiera el acto de traición más inútil de nuestra historia, dejando en la estacada al pueblo del Sáhara Occidental, siempre había un consenso en todas las fuerzas políticas, de derechas y de izquierdas, de respetar las resoluciones de Naciones Unidas, en orden a solucionar la injusticia cometida con defender el referéndum de autodeterminación, que estaba recogido en el programa electoral del PSOE en las últimas elecciones generales y reconocido hasta hace tres días. Pues bien, este fenómeno de la naturaleza, engañando a todos y todas de su propio Gobierno de «coalición», mintiendo a Argelia, tomando el pelo a los diputados, pasando por el barro la poca honorabilidad que le queda a España a escala internacional, pues manda una carta al Rey marroquí. De película.