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Cartas al director

Sánchez y la ultraderecha

Vivimos en unos tiempos muy convulsos, tanto a nivel internacional, con la guerra de Ucrania, como a nivel nacional, con la tormenta perfecta que está erosionando los cimientos económicos, sociales y políticos de esta nuestra España querida, como cantaría la siempre recordada Cecilia, «mi querida España, esta España mía, esta España nuestra, ¿dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde tu cabeza?» Pues bien, y contestando a la joven cantante, allá donde su alma se encuentre, yo le diría que, desgraciadamente, esta España nuestra está en la cabeza de Pedro Sánchez y a su merced y despótica autoridad, como muy bien ha exclamado Núñez Feijóo. Lo del pasado miércoles en el Congreso ha sido la demostración más marxista (de los Hermanos Marx, no de D. Carlos) que hacía tiempo no se contemplaba en nuestra España querida. Un presidente que llama fascista y ultraderechista incluso hasta Rufián, el de ERC, porque, a estas alturas, todo aquél que no esté dispuesto a la postura sumisa de Pedro Sánchez o es de ultraderecha o cómplice de la misma. Patético. En este sentido, su vicepresidenta, Yolanda Díaz, Podemos y sus aliados separatistas, todos ellos, de ultraderecha o cómplices, por no adorar al Líder Supremo. Este espectáculo tan grotesco solo es comparable con la época de la adoración al líder, el Gran Timonel, Mao Tse-Tung, a través de su Revolución Cultural, donde se plasmó el «culto a la personalidad». Pues, en esta querida España, esta España nuestra, quien no ame y adore al líder de la Moncloa, o es de ultraderecha o cómplice. Así de claro.