Cartas al director
Lo sectario y lo maniqueo
Muy bien, empecemos por lo segundo. Maniqueo es un término que viene de Mani o Manes, un personaje antiguo que defendía una especie de religión sincrética donde combinaba cristianismo herético con otras religiones orientales del siglo III d.C., y que básicamente hacía referencia a la existencia de dos principios contradictorios, conocidos como el Bien y el Mal, sin términos medios. Pues bien, San Agustín fue maniqueo hasta su conversión, y otras sectas posteriores han adoptado esta filosofía o religión y, parece ser, que el último adepto es Pedro Sánchez porque, según él, solo hay dos opciones en la política española, él, y solo él, que representa el Bien, y los otros, que los califica con el seudónimo de la ultraderecha, que son el resto, el Mal. Volvemos al principio, lo sectario, según el nuevo Gran Líder de la nueva religión laica, aquellas formaciones que no estén dispuestas a apoyar su gran proyecto de salvación nacional son «sectarios», todos, menos él, por supuesto. En este sentido resulta muy llamativa la deriva intelectual de nuestro presidente del Gobierno. Al igual que el famoso retrato de Dorian Gray, describe a la perfección su imagen idolatrada, que nadie o nada lo puede superar, en su deriva personal que está arrastrando, al caos y a la destrucción, a su propio partido, a la izquierda en especial y a los españoles en general. Ante esta situación, los otros de la secta anti-Pedro tendrán que reaccionar, es de suponer. O se está con el Bien o con el Mal, siguiendo el juego de este señor. Pero, ¿dónde están el Bien o el Mal? Como se dice en el Evangelio, «por sus obras los conoceréis». Cuidado con los falsos profetas, pero también con los pésimos políticos, añadiría yo, en estos tiempos de oscuridad y tragedia. Vivir para ver.