Cartas al director
Bebés abandonados
Cómo cambian los tiempos. Actuaciones que hasta ayer nos parecían despreciables, hoy pueden resultarnos comprensibles y razonablemente humanas. Es el caso del reciente abandono de un bebé recién nacido en un portal del centro de una capital andaluza, sobre las seis de la tarde. El bebé, de unos tres kilos de peso, con unas doce horas de vida y aún con el cordón umbilical, se encontraba limpio y en muy buen estado de salud, siendo trasladado enseguida al hospital. Apenas la policía iniciaba las lógicas investigaciones sobre la ignorada maternidad del bebé, varias personas se estaban interesando por su adopción, y ya está con una familia de acogida de urgencia. Aunque el abandono de un recién nacido sigue siendo un acto delictivo, es obvio que no es lo mismo abandonarlo en un lugar despoblado y para que allí muera, que en otro buscado para que lo encuentren cuanto antes e incluso pensando que así podría gozar de mejor vida de la que la madre –casi siempre agobiada con graves problemas– creería poderle dar. En una época en que ya lo habitual es procurar la muerte de un bebé no deseado antes de que nazca, continuar con el embarazo hasta el parto es un acto de generosidad materna por parte de una mujer que, si erró torpemente al abandonar a su hijo, acertó plenamente al elegir su vida.