Cartas al director
El papa y las suegras
Sr. Director:
Soy de la idea de ejercer la prudencia en aquellos temas en los que una no está inmersa. Por ejemplo, sería atrevido por mi parte hablar sobre «cómo eran los hijos de antaño y cómo son los de hogaño», porque no es que se me haya 'pasado el arroz', es que se ha vuelto pastoso en la presumible espera. Ocurre lo propio si hablara «de los maridos», porque aún pareciendo arcaica, heteropatriarcal, lo primero iría unido a lo segundo, y ambas cosas no han tenido lugar en mis cuarentañeros años de existencia. Y no me gusta dar opinión sobre los estereotipos, los tópicos tan típicos que se escuchan sobre niños y maridos. Pero siempre hay ocasión para la sorpresa, y de quien menos lo esperas, diserta sobre un tema, que en principio, a él no le afecta, salvo que nos oculten cosas en el Vaticano, algo que sería inédito. El Papa habla de las suegras, suegris, para los jóvenes, o mother-in-law en habla inglesa. Metido a consultor familiar, como aquella Elena Francis radiofónica, da unos consejos a las mamas políticas sobre cómo deben comportarse: les piden que contengan la lengua, que algunas las tienen más largas, como aquellos lagartos de dudosa gastronomía, y oye, no había manera humana de desembarazarse de ellos. Venga las naves a invadir, y lo peor... cuando congeniaban e intimaban con humanos, inimaginable lo que de ahí salía. Así que el Papa, que no papá político, lo tiene claro, las suegras, para no invadir el territorio de hija y esposo, mantengan la lengua dentro de la boca, no la saquen a pasear, so pena de convertirse en... verdaderas lagartas, de piel rugosa, y controvertidas. ¡Palabra de Su Santidad!