Cartas al director
Feijóo y el Gobierno esperpéntico
Con el texto de la Constitución de 1978 en lo relativo al presidente del Gobierno, a mí me parece que, sin una reforma constitucional, el actual Gobierno de coalición es ficticio, pues decide el presidente del Gobierno. Al contrario que los presidentes autonómicos, el presidente del Gobierno tiene funciones derivadas, directamente, de la Constitución. Recordemos las cuatro de más peso: proponer un referéndum, hacer dimitir a todos los miembros del Gobierno (Ejecutivo), hacer dimitir a las Cortes Generales (Legislativo) y, ojo, suspender disposiciones de los presidentes autonómicos durante un mínimo de cinco meses, con solo pedírselo al Tribunal Constitucional. ¿Qué autoridad tiene en España el poder de dejar en suspenso disposiciones de una comunidad autónoma, el poder de hacer dimitir al Ejecutivo y el poder de que se disuelva al Legislativo? El presidente del Gobierno. Pero es que, además, varias leyes le atribuyen funciones de muchísimo peso, en política exterior, en política militar o relativas a la seguridad nacional. Recuérdese que la decisión sobre el Sáhara español la ha tomado, por sí y para sí, el presidente del Gobierno. Con tales previsiones legales, hablar de un Gobierno de coalición es un engaño y un fraude constitucional. Si a ello añadimos que el actual Gobierno no respeta otro principio constitucional, el de «servir con objetividad los intereses generales», favoreciendo Sánchez, descaradamente, a grupos concretos, tales como los independentistas de Cataluña y los presos de la banda terrorista ETA, es claro que, como ha dicho Feijóo, el Gobierno ha entrado de lleno en el esperpento. Lo increíble es que Feijóo, en lugar de postularse como recambio del esperpento mediante una moción de censura, avale el esperpento, apoyando a Sánchez en el Congreso.