Cartas al director
Eurovisión y decadencia
Tengo para mí que el Festival de Eurovisión podría mejorar de manera admirable. La edición de este año, desde una perspectiva de simple televidente, más parecía una extensión de los Grammy, entre modelos psicodélicos, láser en el escenario y vestimentas imposibles, que han dañado irreparablemente mis cuatro ojitos. Por no hablar de las decisiones de los ciudadanos que también votan. Casi prefiero el voto profesional. Al menos, cuidan el tipo de canción, el tono, la calidad artística y el movimiento en el escenario. Pero el «jurado» del teléfono da miedo. Sólo miran la solidaridad de un pueblo que sufre, creyendo que hacen un favor al bodrio que cantan y que llevan al dignísimo Eurovisión...o al menos lo era in illo tempore. Porque lleva un tiempo en franca degeneración. Hace unos años, unos «orcos» ganaron esa edición, y esta simplemente se han dejado llevar por otro horror, más serio y real que nunca. Mal hecho y peor pensado. Nuestra representante, Chanel, nadie duda de su profesionalidad, faltaría más, pero su canción 'señora y señore estoy ready', ni se acerca a lo deseable para enviarla a un presunto y exitoso festival que tiene ya sus añitos. Siempre lo he dicho y yo... no cambiaré. Como cambia o conto, quedas en tercer lugar, empezando por arriba, y todo se vuelve loas y albricias, e incluso vicepresidentas que denostaban a la cantante, ahora incluso la recibirán. ¿Alguien lo duda? Se dice que el teléfono móvil es un peligro. Lo creo, sobre todo cuando se dejan a millones de europeos votar sólo por solidaridad y comprensión a un país, que no sólo aguantan a un zafio que les invade, sino que envían a un grupo sin ton... ni son.