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Cartas al director

De historias e histerias: en honor a nuestras abuelas

En noviembre de 1933 se celebraron elecciones generales en España, con el régimen de la Segunda República. Fueron muy importantes, desde el punto de vista democrático, ya que fue la primera vez que las mujeres españolas pudieron ejercer el derecho al voto, es decir, con un sistema de sufragio universal con perspectiva de género, como dirían las actuales sacerdotisas del feminismo y del anti patriarcado. Sin embargo, lo paradójico fue que poco antes de estas elecciones, en el debate parlamentario de la Constitución, los socialistas, como grupo, salvo alguna excepción, estuvieron totalmente en contra porque consideraban que las mujeres no estaban aún plenamente capacitadas para tener el mismo derecho que los hombres para votar y, curiosamente, esta tesis la defendió la diputada socialistas en las Cortes, Victoria Kent. Pues bien, gracias al voto femenino, las derechas, comenzando por la CEDA, ganaron de forma abrumadora, lo que es, realmente, la primera vez que ejercieron el voto todos los españoles, con «perspectivas de género». Han pasado casi cien años desde este gran momento histórico y, a pesar de la evolución y de la diferencia social y cultural, todavía el PSOE mantiene el miedo a las libertades, al sufragio y están en la misma posición de identificar democracia con socialismo. Su histeria, la de la organización pero, sobre todo, la de su líder Pedro Sánchez, está llegando a extremos inimaginables, comenzando con las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio donde, hasta la encuesta del socialista José Félix Tezanos, augura una victoria amplísima de las dos fuerzas de la derecha andaluza, el PP y, sobre todo, la de una formación política liderada por otra mujer, a quien están acosando, injuriando y maltratando. El último episodio es algo inaudito en los regímenes democráticos occidentales, poner en la picota a un partido que es legal, constitucionalista y que no merece ser hostigado, Vox. La iniciativa parlamentaria, que ya ha sido registrada en el Congreso de los Diputados, que comparan a Vox con el partido nacionalsocialista alemán, es grotesco e inadmisible en democracia. Y, las formas del PSOE, la que representa Pedro Sánchez, son incompatibles con nuestro sistema de libertades. Sin embargo, su histeria, su antidemocrática forma de ejercer el poder y su odio a todo aquello que no sea socialismo, es el mejor acicate para dar una buena respuesta en las urnas. Como hicieron nuestras abuelas en el año 1933, ejemplo de civismo y cultura. En honor y en la memoria, Clara Campoamor, a quien cito de la siguiente forma: «El feminismo es una protesta valerosa de todo un sexo contra la positiva disminución de su personalidad» y «estoy tan alejada del fascismo como del comunismo, soy liberal»; pues bien, desde la misma posición liberal, hay que denunciar las maniobras torticeras y desesperadas de Pedro Sánchez y del PSOE en no aceptar las reglas del juego de la democracia, representada por la libre alternancia y respeto al adversario.