Cartas al director
La tolerancia, raíz de convivencia y paz
El significado de tolerancia conocido por todos y, según nos lo explica muy bien la Real Academia de la Lengua Española, es: «Actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas, aunque no coincidan con las propias».
Fiódor Mijáilovich Dostoyevski ha sido uno de los más grandes escritores de la literatura universal, su obra examina la psicología humana en el complicado contenido político, social y espiritual en la sociedad rusa a mitad del siglo XIX. Este escritor de forma contundente, y previendo lo que ocurriría con la interpretación del concepto de tolerancia, dijo: «La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles».
Pues, ¡atención! Ese momento ha llegado a nuestra sociedad.
Tenemos un mundo convulso debido a las actuaciones irracionales de una partida de necios que, con su demagogia, manipulación e imposiciones dictatoriales tanto de corrientes de derechas como de izquierdas, están llevando al planeta a una situación de inseguridad y falta de libertad que no habíamos vivido en esta sociedad occidental desde la Segunda Guerra Mundial.
¿Para qué tanto progreso si nos quitan el bien más preciado que tiene el ser humano, la libertad?
¿Aquí en España cómo estamos entendiendo esta tolerancia?
¿No nos damos cuenta que a raíz de cualquier ideología o creencias radicales se van aceptando comportamientos que van en contra de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH)?
Sí, y esto está ocurriendo en nuestro Parlamento, consentido y aceptado por la mayoría de los partidos, deteriorando totalmente nuestra democracia y nuestras libertades.
Por último, volviendo a hacer mención al término «tolerar».
¿Qué ocurre en nuestro país para que alcancemos el culmen en todas las estadísticas económicas dirigiéndonos al caos y a la banca rota?
Por qué no se administra debidamente el dinero de los abusivos impuestos, y no me digan que todo es culpa de la guerra de Ucrania y de la subida del petróleo, hay que suprimir gastos innecesarios, duplicados y abusivos, privilegios, mamandurrias y subvenciones innecesarias a partidos políticos, sindicatos y otras asociaciones…
España pagará al año 344.000 euros por cada parlamentario nacional y autonómico. El importe supone unos 625 millones en 2022 para pagar a 1.817 personas.
El FMI estima que España cierra el 2022 con un déficit del 5,3 % del PIB y una deuda pública 116,4 % del PIB.
La deuda pública española se duplica en una década 1,42 billones de euros, está entre los países con más deuda del mundo.
¿Cómo se arregla esto?
Señores políticos, representantes del pueblo, pónganse las pilas, den ejemplo y no hagan que siempre seamos los ciudadanos de a pie los que tengamos que sacar las castañas del fuego con nuestro esfuerzo, sacrificio y quitándonoslo hasta de la comida.