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Cartas al director

Extremadura y Azorín

«Extremadura es tierra fuerte, de paisaje con lontananzas de infinita idealidad. La fuerza se alía aquí al espíritu. Se ha dilatado Extremadura más allá de los mares; por tierras incógnitas han divagado hombres de Extremadura». Leer a Azorín es contemplar y pasear las ciudades y pueblos de España, en un sosiego y un tiempo detenidos en el recuerdo. También Azorín le presenta al lector los escritores clásicos, los devuelve a la vida actual, desempolva sus obras, nos los acerca a la sensibilidad de ahora, infundiendo sabiduría y sosiego al presente crispado de ansiedades y prisas. Las transcritas palabras de Azorín nos provocan también un deseo que acariciamos todos los extremeños, el de que los hombres de Extremadura no sigan marchándose forzosamente a «tierras incógnitas» y tengan en su tierra la posibilidad de ganarse el pan de cada día. Y otro deseo: que Extremadura deje de estar a la cola de todo lo positivo y en cabeza de todo lo negativo. En más de cincuenta años de democracia, Extremadura ya no le puede echar la culpa de sus males a Franco (el atraso secular, la pertinaz sequía…). Desde este Extremadura abandonada y desde sus trenes burras y de botijo soñamos con sueños imposibles de prosperidad, justicia y equiparación a las demás regiones españolas.