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Cartas al director

España y la OTAN

Desde la entrada de España en la Alianza Atlántica, de manera parcial en 1982 y plena en 1997, la situación mundial, tras el fin de la Guerra Fría, ha hecho que la OTAN pasara de ser «obsoleta» –Trump, 2018– y estar en «muerte cerebral» –Macron, 2019–, a ser hoy, ante la amenaza rusa, un escudo vital para países como Suecia y Finlandia, que nunca hasta ahora habían sentido la necesidad de ingresar en la Alianza. Paradójicamente, el «enemigo convencional» que fue derrotado en 1991 sin llegar al enfrentamiento directo ha revitalizado el carácter defensivo de la Alianza al invadir Ucrania a sangre y fuego. Así, a pocas horas de reunirse en Madrid, la OTAN se mantiene como la alianza militar más longeva de todos los tiempos en el momento más crítico para Occidente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. España, como no puede ser de otra forma, estará con lo que decida la Alianza, a pesar de contar en su Gobierno con ministros contrarios a la OTAN y partidarios de regímenes totalitarios como los que hoy administran miseria en Cuba y otros países. Lo cierto es que mientras Ucrania es masacrada por orden de un tirano, la actitud de esos dirigentes resulta tan vergonzosa como hipócrita, ya que difícilmente podrían expresar sus discrepancias en Rusia o en cualquiera de esos países. Pero en esta cumbre España debería también afrontar sus propios retos, que pasan por una mayor inversión en Defensa, dado el previsible aumento del esfuerzo que la situación va a exigir a nuestras Fuerzas Armadas, y por otro lado conseguir reforzar la seguridad del flanco sur de la Alianza, donde Ceuta y Melilla no figuran bajo la protección de la OTAN, algo que debería corregirse cuanto antes.

Manuel Sierra. Coronel de Infantería (reserva)