La ilusión de Pedro Sánchez

Muchos creen que Pedro Sánchez, en su inmensa egolatría y siguiendo su «Manual de Resistencia», pretende asaltar todos los poderes del Estado para perpetuarse como presidente del Gobierno de España. Nada más lejos de sus deseos.

Sánchez odia el cargo que ocupa, porque le hacen responsable de todos los males del país, le abuchean por la calle y eso rompe todos sus esquemas.

Que si la pandemia de covid con el personal médico «hasta el gorro». Que si el volcán de La Palma, la guerra de Ucrania, y el precio de los combustibles ponen a los transportistas, agricultores y ganaderos en huelga. Que con la inflación desbocada, los precios de la compra, la electricidad y los suministros básicos del hogar «por las nubes», los españoles no llegan a fin de mes. Que le culpan de los fallecidos en la valla de Melilla por pactar con Marruecos. Que los madrileños, los castellanos-leoneses y los andaluces ya no le votan. Y así un sinfín de agravios.

Lo que realmente ilusiona a Pedro Sánchez es convertirse en presidentes de EE. UU. y sueña con mejorar el Falcon hasta convertirlo en el Air Force One de este lado del Atlántico. Viajar con su primera dama por el mundo como gran estadista y hacerse las ansiadas fotos con Biden o con quien caiga, sin ocuparse de nimiedades.

En ese afán suyo, tiene 2 obstáculos: la Monarquía y la Constitución del 78. Para acabar con ellas, se ha unido a todos los «frankensteins» que coinciden, por diferentes intereses, en el deseo de liquidar nuestro sistema democrático actual.

Si los españoles no espabilamos, pueden conseguirlo.