Cartas al director
El cristal con que se mira
Nuestra soberbia nos lleva a considerar que lo que ven nuestros ojos es la verdad, haciendo más caso a ellos e incluso a la matemática y a la ciencia fascista en general, que a lo que nos explican las privilegiadas mentes políticas de acendrada experiencia en el manejo de la realidad. Por eso es una suerte que en España contemos con un presidente tan clarividente como Sánchez, capaz de sosegarnos con su luz interpretativa de la realidad, y que ha hecho de la defensa de la verdad y del compromiso inquebrantable con su palabra, las dos grandes directrices de su Gobierno de progreso. Un ejemplo de ello lo acabamos de encontrar en sus palabras tras conocer la subida del número de parados en el mes de julio, un dato aparentemente muy malo, al tratarse de un mes tradicionalmente muy bueno para el empleo. Pero esta negativa interpretación es fruto de una estrecha visión que nos impide ver más allá de lo que en realidad esconden esas cifras. De ahí las sabias palabras de Sánchez: «Hay que leer los datos con unas lentes distintas...». Ahora que no cesan de publicarse por todos lados unos datos muy pesimistas, y no sólo en lo económico, deberíamos renunciar a nuestras estrechas visiones personales, para abrazar con los ojos cerrados las que nos ofrezcan desde los optimistas y progresistas ventanales de la Moncloa.