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Cartas al director

Como un Buda

La defensa y ataque son conceptos que se producen a la vez. No son espacios diferentes, ni mucho menos, sino apenas fases de lo mismo. No hay contradicciones cuando el presidente del Gobierno afirma una cosa y hace la contraria. Pedro Sánchez sigue siendo un misterio, no vive nada más que de la mentira, nunca hace lo que dice y no dice lo que piensa.

Sus decisiones no obedecen a ninguna idea, solo a la defensa del mantenimiento en el poder, sabe que el éxito de cualquier iniciativa depende de sus mentiras para que algunos se las compren. No hay que extrañarse de que este «socialista» recurra a los verdaderos socialistas para legitimarse hacia un liderazgo personalista. Todos sus compromisos están vacíos, ya que no le vinculan a nada más que al puesto. Fuera hace mucho frío.

El arte de la política tiene provisionalidades de la realidad. Y este hombre es un provisional de sí mismo. Los hombres son útiles en la medida de las necesidades de los demás, no solo a las de uno mismo. No hay nadie mejor que Sánchez para ocultar sus sentimientos bajo una máscara falsa. Es imposible determinar qué clase de Buda es, frío y calculador, sabe cuándo y por qué hay que dar un paso para mantenerse en el poder. Está dispuesto a no ceder y engañar a sus partidarios y no admite ningún pulso de nadie de su partido. ¡Franco tampoco lo admitía! Pedro Sánchez manda. ¡Como Franco, que también mandaba! Y fulminaba a sus discrepantes. ¡Como Sánchez! Que les deja sin puesto, con lo puesto.

Sánchez exige a su equipo cumplir sus órdenes con obediencia ciega. No exige inteligencia ni preparación, la mínima como la suya. Solo le importa que cumplan sus órdenes y decretos.

No confía en nadie y nadie sabe cuáles son sus planes. Si es que los tiene. Solo se sabe su forma de mentir por sus hechos y no por sus planes. Y los hechos de este «falso socialista» son para arruinar a España y los españoles con sus mentiras…