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Cartas al director

La hipocresía no falla

El Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez no quiere tener conflictos con la Iglesia, y el Vaticano tampoco con el actual Gobierno de España. La moral no les importa a ninguno, sus preferencias son otras, por ejemplo, el IBI y la crucecita de la declaración de la Renta.

Unos y otros buscan un equilibrio económico nada más. La Iglesia católica no dice nada, o muy poco, de la reforma de la ley del aborto, un cambio legislativo que supone una quiebra profunda de humanidad. Una de las leyes más agresivas contra el derecho a la vida y contra la dignidad de la persona, del descartado concebido y no nacido. Una ley amenazadora al colectivo médico de su conciencia.

El aborto supone una quiebra del Estado del derecho a vivir. Lo preocupante es el silencio de quienes tienen el deber de la orientación moral, los que se sientan a la mesa con el Gobierno para el negocio. Y luego se ponen a rezar, nada más. El aborto no es un método anticonceptivo, de los más de 100.000 seres que no nacen al año en España, la mayoría es de mujeres que ya tienen hijos y no quieren tener más.

Hay información y medios para ser más cuidadosos, no solo con la moral, sino con nuestra propia dignidad. Todo se está centrando en las chicas menores con 16 y 17 años, una auténtica trampa de la izquierda y otra torpeza de la derecha. Para los primeros esta ley no hacia ninguna falta, solo buscan encender las bajas pasiones de la gente para tapar lo inútiles que son como gobernantes. ¡Qué hipócritas! Y para los segundos estos asuntos los resolvían siempre en familia y con la máxima discreción por conveniencia, se aborta o no se aborta, solo es cuestión de apariencia y pura estética. ¡También qué hipocresía!

Menos mal que ha salido Isabel, una de la derecha con valentía, a explicar la realidad por encima de ideologías y mentiras. Dice que los padres no pueden obligar a que su hija tenga el bebe si no quiere, del mismo modo no la pueden obligar a abortar. Sean de derechas o de izquierdas. Solo es cuestión de conciencia.

Si tu niña se queda embarazada a los 16 años en un calentón, accidente o botellón. Como madre o padre dejaste de hacer muchas cosas mucho antes y ahora no puedes reclamar la autoridad a la que renunciaste cuando era fundamental que la ejercieras. Tu deber era educar a tu hija y protegerla para que creciera segura y libre…