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Cartas al director

¿Vía Apia europea?

La vía Apia fue diseñada íntegramente para el trasiego comercial y caminante de los ciudadanos de Italia. Con esta denominación podríamos integrar la intención de la Unión Europea. Una serie de países caminando y pensando en una única dirección, pero teniendo en cuenta a sus respectivos gobiernos. Pero esa presunta Unión se está desgajando por momentos, ¿por qué? Básicamente porque el buenismo, la complacencia de sus dirigentes no va en consonancia de los paisanos que habitan en dichos países. La invasión total de inmigrantes ilegales es un gran problema que no se ha querido afrontar. Y los ciudadanos están hartos. Polonia, con lo que ha sido Polonia, Austria, Hungría y ahora Italia han dicho «basta» con letras demasiado grandes. La ultraderecha quizá no es la mejor opción, pero desde luego representa el verdadero sentir de todos ellos: No quieren beneficios enormes y eternos para los que vienen de fuera, que no se adaptan a la cultura, lenguaje y normas del país «invadido», que acaban delinquiendo y viviendo en barrios llamados guetos. Eso es así, y el que no quiera ver la realidad, es que no está en el mundo. Todos los referidos anteriormente han pasado por dificultades de todo tipo, políticos, económicos y sociales, de todos ellos han salido y lo que quieren es vivir con tranquilidad, sosiego y sin tener que mirar de reojo si son asaltados o agredidos. ¿Es egoísmo? No. Es sentido común. España tiene un gran arraigo como país de emigrantes, así que no me vale que digan que soy insolidaria. No lo tolero, por ahí no paso. Esa vía Apia europea mucho va a tener que mejorar y convencer para que los ciudadanos europeos dejen de votar a posiciones extremas, que esa sensación de «jornadas de puertas abiertas» propuesta por Angela Merkel es de un error mayúsculo, pervierten el normal funcionamiento de los servicios públicos, limitados, no lo olvidemos, no se estiran como un chicle, pese a lo que sigan pensando en los despachos de Bruselas y en sus moquetas alejadas de la realidad social. Italia ha sido, de momento, el último país en abrazar las premisas de ultraderecha, ¿habrá un próximo? Lo veremos... pero Georgia Meloni ha desconcertado el ideario de su propia vía italiana.