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Cartas al director

El abandono y el desamparo en la génesis del aborto

En jurisprudencia el abandono de una persona constituye un delito al colocar al abandonado, sea cual sea el medio que se emplee para su abandono, en una situación de desamparo, lo que condiciona un peligro para su vida, y mas aún, cuando el desamparado y abandonado está incapacitado para pedir ayuda, sufriendo las graves consecuencias al perder sus derechos humanos fundamentales: el derecho a vivir y ser cuidado hasta que pueda valerse por si mismo. He ahí el delito sobre el aborto.

Dicen que el aborto es cosa de la mujer, eso es mentira. Ante cualquier aborto, hay que pensar que siempre hubo una fecundación, y no hay fecundación si previamente no se realizó la copula. Macho y hembra la crearon. Se produjo un embarazo por mutuo acuerdo de dos células vivas, que siguen vivas en su evolución, con la condicionalidad obligatoria para el macho y la hembra de comprometerse para que la nueva criatura que se está formando llegue a término. Hay, por lo tanto, vida que proteger desde el principio.

Una vez conocido el embarazo entran en juego multitud de circunstancias, unas agravantes y otras atenuantes. Las atenuantes son las propias de la evolución humana de crear una familia y multiplicarse. Pero las agravantes han estado siempre sometidas a la manipulación y adoctrinamiento ideológico de los políticos materialistas que con su progresía confunden la libertad con el libertinaje y, por culpa de su irracionalidad aprueban, a su conveniencia, el derecho al aborto libre, ensalzándolo como una macabra libertad con el único objetivo de abortar por abortar.

Todas estas maniobras ideológicas subliminales convierten al macho y a la hembra en víctimas de abandono y desamparo, creándole un autentico estacazo psicológico que será mayor en la hembra que, como perdedora por la dejades y el abandono del macho, se sentirá frustrada, porque, en realidad, ella tiene que tomar una decisión que, por sentido común, responsabilidad y compromiso, tendrían que compartir ambos. Ese abandono del macho hacia la hembra es consecuencia de una mala relación o empatía que, por su cualidad de macho y por su negligencia, abusa y maltrata a su pareja que, a la vez, se convierte, también, en otro ser despreciable por su abandono al dejar que la nueva criatura muera violentamente sin derecho a defenderse, porque la abandona, la descuida, la evita y la desprecia, siendo culpable de un delito de descuido u omisión al inhibirse de las atenciones y amparo, y por desatender sus obligaciones éticas y morales. Por lo tanto, el macho y la hembra, en el tema del aborto libre, se convierten en auténticos irresponsables al considerar al neonato como un bien nullius, bien sin dueño. Algo que va en contra de la Constitución, ya que esta garantiza el derecho a la vida. Por ello, nadie tiene derecho a quitar una vida, que es vida desde su inicio, Ab Initio.