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Cartas al director

Los ciudadanos y la felicidad

Leyendo las páginas de El Debate, me encontré con un artículo de la conocida psicóloga y periodista Isabel Rojas Estapé. El título me llamó la atención, y despertó mi curiosidad: «Si no tengo grandes problemas, ¿por qué no soy feliz?».

En el mismo, la autora, nos refiere unas palabras de su padre, el prestigioso psiquiatra Enrique Rojas: «La felicidad no depende de la realidad, sino de la perspectiva de esa realidad».

Esto, me hizo pensar en la posibilidad de que los ciudadanos estemos inmersos en dos tipos de realidades:

a) Las personales: susceptibles de controlar y de ver con perspectiva individual.

b) Las colectivas: más complicadas de manejar y analizar.

En la realidad personal, es posible perdonar a otros que nos han perjudicado en algo; basta con la buena voluntad del ofendido. En la realidad colectiva, al no controlarla directamente, es bastante más difícil.

Imaginemos al autónomo Pipo Calambres, quien, como consecuencia de la pandemia, ha tenido funcionando, a medio gas, su pequeño negocio de instalaciones eléctricas, y que necesita llenar el depósito de su furgoneta para poder desarrollar su actividad, pagar a sus dos empleados, y mantener a su familia. Cuando llega la hora de liquidar el combustible, se percata de que tiene que desembolsar un 50 por ciento más. Es evidente que se trata de una realidad colectiva que le produce todo tipo de sentimientos, menos felicidad.

¿Le puede decir al empleado de la gasolinera que le cobre un precio más favorable y acorde a su situación? ¡Claro que puede solicitarlo! Otra cosa será la respuesta del dependiente.

Ante esta situación, lo más probable es que Pipo Calambres se «acuerde» de las vacaciones en Estados Unidos, pagadas por todos nosotros, de una anticapitalista y su séquito, con avión oficial y escolta, en régimen de todo incluido. Se encuentra ante una realidad colectiva que solo podría intentar modificar con su voto... y el de otros muchos.

Aunque lo más verosímil sea que Pipo Calambres, para reponerse del atraco, opte por «conformarse» y «modifique» la perspectiva de esa realidad; consolándose al pensar en los «importantes y relevantes» asuntos que propiciaron el desplazamiento del cuarteto a Washington y Nueva York.

Sin duda un acontecimiento de carácter galáctico e interplanetario, a saber: «Los selfies en Time Square y en la White House»

En definitiva, un autoengaño en toda regla.