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Cartas al director

La política y la poesía

Las ideologías y las religiones han tratado de convertir la poesía en un medio al servicio de la institución y han fracasado. Cuando la poesía debe de ser el motor del cambio que se espera en este tiempo, en un horizonte moral no solo para el ser humano, sino también para las realidades políticas. Todo lo hemos convertido en una maquina. El ser humano está en retroceso en el sentido espiritual y moral, en contraposición a sus avances tecnológicos.

Ya no podemos distinguir cual es la verdad o cual la mentira que nos dicen a diario los políticos y sus medios de comunicación.

La política y lo poético están continuamente dialogando. Tenemos un problema de libertad. Sí, no hay libertad y mucho menos una libertad libre porque no sabemos cuál es la verdad de las cosas, sean cosas de la política o de la economía. Todo está confuso, todo se oscurece. En los discursos políticos, técnicos y periodísticos de hoy no hay más que engaño, por la falta de moral y dignidad del parlante.

No conocen la poesía, que es la conciencia crítica de todos esos discursos. La poesía no puede ser nuca revolucionaria, porque la revolución de cualquier mano la devora. La poesía no tiene dogmas ni religiones que son la raíz de la violencia. Uno de los temas fundamentales es el dogmatismo de la política, que es lo contrario de la poesía. El dogma y la religión es lo único, la poesía lo múltiple, lo abierto.

En el mundo de hoy no hay libertad absoluta. Siempre que haya un dogma desaparece la libertad. Por eso creo que no puede haber un poeta que escriba desde una idea política o religiosa. La poesía es una pregunta, la política y la religión, una respuesta.

San Juan de la Cruz no escribe desde dentro de la institución religiosa, sino desde otra parte, de una forma más crítica con su uso del lenguaje, más humano y más abierto…

Máximo de la Peña Bermejo

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