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Cartas al director

El caradura de la Moncloa

No es recomendable escribir siempre sobre una misma persona y máxime cuando esa persona está buscando que se hable de ella, sin importarle si bien o mal. Puede que piense eso de «que se hable de mí, aunque sea mal». Pero el personaje y su comportamiento merecen que le dediquemos una atención especial. Y hace méritos para que sea así. La persona más despreciable en nuestro país, la más abucheada y desdeñada, que cada día presenta nuevos motivos para ser recusado, merece que le dediquemos atención.

Me refiero, ya lo han adivinado ustedes, a nuestro presidente del Gobierno, ese que provoca pifias protocolarias a diestro y siniestro y todas fruto de su obsesión por el poder y el mando, algo que a veces consigue con el apoyo de la basura política española. Mencionaré como recordatorio algunas de esas pifias: se pone de perfil con los acordes del himno nacional en Montreal (Septiembre 2017). En el besamanos del Palacio Real el 12/10/18, se colocan él y su mujer junto a los Reyes, ilusionados en poder ser como ellos, hasta que el personal de protocolo les advirtió del error. Plantón de una hora al Rey en el Palacio de Marivent (Agosto 2019). Ocupa un lugar de honor, junto a los Reyes, indebidamente, en el homenaje a los fallecidos por la pandemia de la COVID-19 (16/7/20). Marruecos coloca la bandera de España al revés, en plena tensión por el asunto del Sáhara (Abril 2022). Plantón de minutos al Rey en el desfile militar del 12/10/22, para intentar evitar los seguros abucheos y pitos que el pueblo le iba a propiciar porque está muy harto de él. Utiliza el Parlamento para atacar a los medios de comunicación que no le «doran la píldora» (13/10/22). Y como estos, podríamos mencionar muchos más que denotan que el personaje, el que nos engañó con su tesis doctoral, tiene una calidad intelectual y moral sumamente deficiente. Es muy desolador tener un presidente del Gobierno de esta calidad humana y carente de valores.

Pablo D. Escolar

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