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Cartas al director

La salud mental de nuestro presidente

En diversas ocasiones anteriores publiqué parte de los informes psiquiátricos emitidos por especialistas en esas materias, pero no produjo resultados convenientes. Creo razonable incidir en este asunto, aunque el propio Sánchez intente evitar que se difundan sus debilidades y amenace con castigos para evitarlo. Es una muestra de transparencia publicar estos detalles y muy beneficioso que sean conocidos por el pueblo, aunque al interesado le duela que se conozcan.

La psicopedagoga Abigail Rodríguez hace un amplio análisis de su personalidad narcisista y psicópata; añade que es vengativo y peligroso, es frio y calculador. El director general adjunto de Competencia de la Comisión Europea, Cecilio Madero, pide la dimisión de Sánchez por su manifiesta incompetencia en la gestión de la crisis sanitaria del coronavirus; piensa que debe sufrir algún tipo de enajenación mental. El doctor Joaquín Sama, jefe clínico especialista en Psiquiatría, Neurología y Medicina Familiar y Comunitaria de Córdoba afirma que nos gobierna un psicópata narcisista. Una persona muy cercana a él (que no voy a mencionar por razones obvias), sostiene que: «Expele odio por todos los poros de su cuerpo; es muy peligroso». Afirma Carlos Dávila en un comentario: «Tenemos un cobarde como presidente que en su egolatría herida se refugia bajo el manto o el paraguas del Rey para decolorar el rechazo que produce mayoritariamente en la población. Y desde su altanería, se permite amenazar a quienes le critican. Es un peligro democrático».

No tenemos suerte con el jefe del Gobierno de España. Ni este país ni sus ciudadanos merecemos una persona así. Es preciso que el pueblo conozca la aversión de este autócrata por España y que este hombre sin escrúpulos, además de los problemas psiquiátricos que nos muestran los especialistas y la cantidad de odio que nos indican quienes bien le conocen, es pura irresponsabilidad al anteponer siempre su «yo» al bienestar del pueblo. Quedaría él muy bien si tomara la iniciativa de marcharse, mejor que le despidan en unas urnas, pero su egolatría no se lo permitirá y utilizará todos los medios posibles, sean ilegales o sucios, para permanecer en el puesto y no nos libraremos de él.