Hacer el zombi y hacer el indio

El complejo de inferioridad que aqueja a importantes sectores de la Iglesia ante los incesantes ataques y burlas que padece procedentes del progresismo, provoca actuaciones extrañas. Como sucede respecto a las celebraciones escolares del macabro Halloween, introducido en España hace apenas unos lustros con sobresaliente éxito. Sin negar que el festejo tenga su gracia cuando se traslada al mundo infantil con divertidos disfraces, no cabe ignorar los riesgos que conlleva inducir a los niños y jóvenes a frivolizar con el sentido de la muerte o a empatizar ingenuamente con lo diabólico. Por eso, en los colegios católicos deberían cuidarse de celebrarlo de modo que no eclipse el auténtico significado de las dos grandes fiestas cristianas de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos.

Aunque igual de desacertado fue, por la confusión que generó, lo sucedido en el Vaticano por estas mismas fechas en 2019, con ocasión del cacareado Sínodo de la Amazonia, donde además de exhibirse unas estatuillas representando a la Pachamama (diosa indígena de la tierra) y un idolillo que parecía publicitar la viagra, se llegó incluso a que algunos clérigos se postraran sumisamente ante ellos. Si unos fomentan hacer el zombi, a otros les encanta hacer el indio. Cualquier cosa antes de que te tachen de no parecer modernito a los ojos del mundo.