Fundado en 1910

Cartas al director

Al enemigo, ni agua

El PP no levanta cabeza. Siguen erre que erre con sus errores. Acuérdense de ese gravísimo error cuando lo del 11M. Se presentaba Mariano Rajoy a las elecciones generales del 2004, con José María Aznar de presidente en funciones, y el Rey como Jefe del Estado español, y a ninguno de los tres se le ocurrió anular el proceso electoral. Fue la frase de Rubalcaba: «España no se merece un Gobierno que miente», y la descomunal propaganda mediática del PSOE y toda la izquierda, con manifestaciones por toda España, atacando a las sedes del PP, lo que le dio la victoria a Rodríguez Zapatero, ZP, quien despilfarró lo conseguido por Aznar y aprobó sus leyes ideológicas.

Ganó el PP las elecciones con Mariano Rajoy y levanta la economía, pero se olvida de derogar la herencia recibida. La oposición machacándole con la corrupción y, por culpa de la maldad de un juez y el despropósito de Ciudadanos, «la legislatura está acabada», Pedro Sánchez, del PSOE, presentó la moción de censura ante un Mariano Rajoy que no fue capaz de dimitir y convocar nuevas elecciones, a sabiendas que disponía de varios meses para recuperarse y demostrar las patrañas de todos los que les acusaban de corrupto. Pero, he ahí la paradoja, sí dimitió de presidente del PP.

De nuevo la izquierda en el poder con un macrogobierno socialcomunista haciendo de las suyas, y la oposición de centroderecha desunida y debilitada, y Pablo Casado, del PP, como líder de la oposición.

Y llegó la pandemia de la COVID-19 con todas las adversidades y muertes, con un Pedro Sánchez abusando de los decretos para los confinamientos, atacando por todos los frentes a Isabel Díaz Ayuso. Pablo Casado, del PP, cayó en la trampa, y acusó, con maldad, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, motivo por el cual, perdió, por ingrato e insidioso, la presidencia del PP. Otro cambio más, y otro problema más para el PP.

Por fin, Alberto Núñez Feijóo acepta la presidencia del PP, con un Pedro Sánchez prepotente, arrogante, vanidoso y aferrado al poder, dominándolo todo y aprobando leyes ideológicas, entre ellas, la Ley de Memoria Democrática. Y el PP, entre luces y sombras, se conjura con el PSOE para la renovación del CGPJ y del Tribunal Constitucional, mientras, en tapadilla, Pedro Sánchez acepta las exigencias de ERC para la rebaja o supresión de las penas por delito de sedición. Y el PP, en Babia, tropezando y cayendo en la trampa de su enemigo.

Y, en conclusión, el argumento y el temor de muchos: entrará de nuevo el PP, arreglará los entuertos, desmanes y fechorías económicas del PSOE, no derogarán sus leyes ideológicas, y a los votantes, simpatizantes y afiliados del PP, que les den, y que se chinchen. Y perderán de nuevo por no comprender que, tal como se comporta el PSOE, adverso siempre con el PP, véanse las últimas declaraciones de la portavoz del Gobierno, al enemigo, ni agua.