Cartas al director
La negrura extrema
El progresismo social-comunista insiste en hacerse con el poder en el mundo por las buenas o con las armas y el hambre. Solo se debe vivir con pan y a oscuras, para eso se lava el cerebro a sus ignorantes.
Este sistema lleno de negruras se ha convertido para no pocos en los más variados males de este mundo. Desde la crisis ecológica, pasando por las desigualdades, hasta llegar a la conspiración mundial para controlar a los indefensos ciudadanos. No hay, por tanto, más desigualdades, más pobreza, más catástrofes y guerras, que no sea culpable el comunismo represor, una ideología política totalitaria y corrupta. La muestra la tenemos en China y Rusia y de propina sus satélites caribeños.
Estamos ante un culpable de los males que lo único que hace es reforzar un sistema de control, de controlar todo, dejar a la población sin libertad hasta de pensar. Para explicar el comunismo hay que tener claras algunas ideas sobre lo que era el marxismo, es decir, el comunismo clásico, controlar hasta la respiración. Y odiar al que no esté de acuerdo, o estás conmigo o contra mí, y por eso soy capaz de matarte.
Para odiar algo hay que conocerlo, primero trata de comprender qué es, para no caer en una prisión que te deja sin libertad. Esto es lo que hace posible la continuidad de este sistema dictatorial. Primero: que odies lo que no conoces, después te engañan con la relación de igualdad y responsabilidad. Y al final gobiernan obligando a hacer lo que no quieres. Hasta prescindir de la propiedad privada para beneficio de la causa. Que nadie tenga nada, todos iguales metidos en la jaula estatal.
¡Cuidado! Que no estemos en España viviendo a la puerta de esa jaula.
El comunismo siempre ha pretendido una imperfección de lo humano, que las personas sean menos libres y responsables, que todo el mundo se olvide de la idea de la libertad…