Cartas al director
La política del sepulturero
Pedro Sánchez prometió acabar con la herencia franquista, la corrupción, el golpismo catalán, el paro, los abusos a menores, el problema migratorio, empoderar a la mujer, renovar la justicia, mejorar los resultados de educación, reducir el gasto sin hacer recortes, mil cosas más... y dos huevos duros.
El día que se le ocurrió que para acabar con la «herencia franquista» no había que derribar los barrios obreros, ni los pantanos, ni los hospitales del franquismo (por poner sólo unos ejemplos) y bastaba con mover un cadáver de sitio y enterrarlo en otra parte, debió creer que todo sería igual de sencillo: que los problemas desaparecen enterrándolos. Y así, con una sola idea, se dispuso a gobernar aplicando la política del sepulturero.
¿Cómo eliminar la corrupción? Quitando la corrupción del Código Penal y enterrándola en otra parte. Sin delito ya no habrá políticos corruptos.
¿Cómo acabar con el golpismo? Enterrando el cadáver de la sedición en algún olvidado rincón.
¿Cómo reducir el paro? Enterrando los criterios justos para medir el desempleo.
¿Cómo reducir la pedofilia? Enterrando la mayoría de edad para el consentimiento.
¿Cómo resolver el problema migratorio? Pues enterrando el papeleo.
¿Cómo empoderar a la mujer? Enterrando en una fosa común esas trasnochadas ideas del sexo ligado a los cromosomas.
¿Cómo renovar la justicia? Enterrando la separación de poderes.
¿Cómo mejorar la educación? Enterrando la exigencia y el esfuerzo y regalando el paso de curso.
¿Cómo reducir el gasto sin hacer recortes? Enterrando a los pensionistas ofreciéndoles la eutanasia.
Y todo así. ¡Ah! ¿Y los dos huevos duros? Supongo que pensará en enterrarlos hasta que se fosilicen.